Con frecuencia vemos que la provocación se confunde con arte y la transgresión con autenticidad. Es un problema que trasciende la estética, toca directamente en lo espiritual. Estamos rodeados de tanta fealdad que corremos el riesgo de  perder la capacidad de reconocerla.

San Francisco de Asís nos recuerda que “la cortesía es hermana de la caridad, que extingue el odio y conserva el amor”. En sus palabras encontramos una enseñanza profunda sobre la importancia de la bondad y el respeto en nuestras relaciones diarias.

El silencio da estructura a la música, las melodías, la armonía, el ritmo. No hay música sin pausas. Los silencios y las pausas tienen el mismo valor que las notas.

Lentitud nunca es sinónimo de pereza, de igual modo que tampoco velocidad es sinónimo de prisa.

En la iglesia de Santa María in Vallicela (Roma), más conocida como la  Iglesia Nueva, el padre Maurizio Botta celebra unos singulares encuentros, cinco al año, que versan sobre los más diversos temas, de interés para la vida de todos los días de creyentes o no.

Una actitud saludable de autoaprecio es básica para un alma apacible y una vida feliz. Todos tenemos puntos fuertes y de éxitos. Vale la pena poner atención en lo positivo a través de un acto consciente y voluntario.

Dos alternativas radicales de la existencia que nos llevan por caminos diferentes: vivir para los demás, alcanzando la felicidad, o vivir para uno mismo, amargado con la propia limitación.

Un estudio innovador muestra que los niños aprenden mejor cuando estudian sobre el papel, que cuando lo hacen sobre pantallas. Para una “lectura más profunda” entre niños de 10 a 12 años, el papel triunfa sobre las pantallas.