Para cambiar, lo primero que hay que hacer es aceptarse a sí mismo. Y es en el hogar donde se inicia este aprendizaje, a través de la ayuda de los padres. ¿Cómo?

Un requisito de la educación personalizada es dar a cada uno lo que necesita. Y es un hecho palpable el comportamiento diferente que hay entre las familias ya sean de un barrio o de una comunidad.

El Espíritu Santo conversa en voz baja, por lo que hay que detenerse a escucharle y evitar el ruido, las prisas, los nervios y la falta de confianza.

Tenemos experiencia de que no es nada fácil conocerse a uno mismo. La sabiduría griega propuso ese conocimiento como meta suprema de la vida y Sócrates lo procuraba para sí y para quienes le escuchaban

Ahora propongo centrarnos en la personalidad, que la podríamos definir como el conjunto de rasgos que determinan el patrón cognitivo, actitudinal, emocional, de comportamiento, creencias y hábitos de la persona.

Me gustaría hacer algunas interacciones con los 4 temperamentos para facilitar las proximidades de los temperamentos, porque hay aspectos que comparten unos y otros por esa proximidad.

Son comedidas y buscan por encima de todo la paz. La vida les resulta una experiencia feliz y aspiran a la tranquilidad y a evitar verse envueltas en los problemas de los demás.