En unas familias se aprecia que hay unión, espíritu de equipo, y en otras se observan rencillas, falta de colaboración y desgana. ¿Cuál es el elemento que proporciona esta diferencia? La influencia. El líder, la líder, orienta –consciente o inconscientemente– el comportamiento de los componentes del grupo. Por eso, en la familia es muy deseable que papá y mamá sean líderes por- atrae a hijas e hijos.
Las cualidades que acompañan al jefe/jefa son el poder, la costumbre y que es una persona impuesta, no elegida. Y las que identifican al líder son la autoridad moral, el poder de convencimiento que tiene, sus conocimientos y la habilidad que sustenta para lograr los distintos objetivos que se propone. Cuando las cualidades del líder las tienen papá y mamá, el éxito en la educación está asegurado.
Y si nos preguntamos ¿qué es lo que caracteriza las relaciones que hay entre la persona líder y el grupo? Diríamos:
1.- La confianza porque el grupo la ve como una brújula dado que sabe dónde está el norte y acierta a la hora de orientarse y orientar a los demás.
2.- No cambia constantemente de opinión. Escucha, pero no se deja influir por las opiniones de los demás a menos que estas tengan consistencia.
3.- Fomenta la lealtad entre los componentes del grupo y genera un espíritu de equipo.
4.- Propone normas claras y señala lo que conviene o no en las distintas propuestas de elección que se pueden tomar. Sabe que cuando no se establecen con claridad las normas, los componentes del grupo dedican demasiado tiempo a imaginar cómo hacerlo y se pierde eficacia.
5.- Es coherente. Vive lo que propone y esto le da autoridad moral.
6.- Delega responsabilidades sabiendo:
– Explicar en qué consiste el trabajo que propone a cada miembro del grupo.
– Aceptar la forma en que cada una/uno lo lleve a cabo.
– Corregir en privado -y de buenas formas- los errores que se hayan cometido evitando, así, que la persona pueda sentirse humillada.
– No guardar rencores porque estos minan las energías, desgastan y confunden.
– Reconocer los méritos de cada cual reforzando de esta forma la autoestima y el espíritu de trabajo de cada componente del grupo.
Dos consideraciones
Qué bueno es que papá y mamá tengan presente estas características y apunten a ser líderes ante sus hijas/hijos y que tengan en la cabeza estas dos consideraciones:
– Toda persona se valora a sí misma por la forma en que ha sido valorada. Por eso, es importante cuidar el estilo educativo del hogar y el tono en que se convive dado que trasciende en la forja de la personalidad de las hijas y los hijos.
– La espontaneidad como norma es el peor de los criterios para educar. Por eso, hay que tener claro que hijas e hijos, para ser felices, necesitan el consejo adecuado de los padres para conseguir madurar como personas. Y la posibilidad de ofrecer consejos adecuados no descansa en la espontaneidad, sino en el poso que dejan las lecturas de libros sobre educación y la asistencia a algún curso o conferencias sobre Orientación familiar.
En la vida hay tantos intereses creados que si los padres desatienden su labor educativa, habrá otras personas que ocuparán su lugar y estas lo harán por un interés que no proviene del amor, sino de la intención de conseguir algo a cambio. Termino, la tarea de educar puede dar pereza porque cansa. Pero el cansancio cuando hay amor se convierte en alegría y gratificación.