A veces observamos en personas de nuestro entorno una alternancia de estados de ánimo que despiertan nuestra la atención: tendencia a la depresión unos días, y otros, excesiva exaltación sin causa aparente. Los especialistas lo catalogamos como posible
trastorno bipolar.
En el Trastorno Bipolar son característicos los cambios de humor drástico y breve. En su fase de exaltación se puede dar una disminución significativa en la necesidad de dormir, así como una necesidad de locuacidad y jovialidad intensa en los discursos y conversaciones sociales. También se puede observar impulsividad en la toma de peligrosas decisiones.
Durante las fases depresivas se puede observar un estado de ánimo triste, deprimido y desesperanzado la mayor parte de la jornada y casi todos los días durante al menos una o dos semanas consecutivas.
Los trastornos depresivos en general figuran entre las 10 causas más frecuentes de discapacidad a nivel mundial por tener un gran impacto en la funcionalidad, calidad de vida de las personas, y por eso se recomienda un adecuado tratamiento y seguimiento.
No existen diferencias entre hombres o mujeres en la prevalencia de esta dolencia y, aunque es de inicio algo tardío entre los 20 y 30 años, puede tener su aparición durante todo el ciclo vital. Una vez que el trastorno se manifiesta existe el riesgo, ya para toda la vida, de tener recaídas.
Por eso es de suma importancia el diagnóstico precoz para proporcionar un tratamiento oportuno a los pacientes, teniendo en cuenta la severidad de los síntomas y las complicaciones multiformes que conlleva esta afección que, aunque no tiene cura, un seguimiento y tratamiento adecuado permite a la mayoría de los pacientes llevar una vida normal en los ámbitos laboral, social y familiar.
Tratamiento
Es uno de los males psiquiátricos que cuenta con mayores recursos para su tratamiento.
El tratamiento más habitual es el farmacológico. Los medicamentos ayudan tanto a frenar las fases de euforia como a superar la fase de depresión, así como a reducir la frecuencia e intensidad de las recaídas.
Otra de las estrategias es vigilar los hábitos alimentarios y de sueño, estrategias de aprendizaje de rutinas cotidianas para el establecimiento de la regulación del sueño que reduzcan el impacto a situaciones estresantes, practicando algún tipo de deporte o ejercicio, para la prevención de las recaídas tanto maníacas como depresivas de este trastorno.
Y, desde luego, un factor determinante son las interacciones familiares. Cuando el contexto familiar es conocedor de la afección y todo lo que la rodea, se reduce el estrés y disminuyen los conflictos, la normalización y aceptación de determinadas emociones, así como el aprendizaje e incorporación de nuevas estrategias de afrontamiento, contribuye a ampliar la red social y el apoyo entre los familiares, potenciando la desestigmatización de la enfermedad.