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¿Por qué San Pablo escribe a los Corintios una primera carta?

Su posición privilegiada convirtió a Corinto en un centro de intercambio cultural y económico, lo que influyó también en la diversidad de su población y en la formación de una comunidad cristiana con características particulares.

La Iglesia de Corinto fue fundada por Silas y Timoteo durante el segundo viaje misionero de Pablo. Este llegó a la ciudad “con temor y mucho temblor” (1 Cor 2,3) después de su dura experiencia en Atenas. Allí, en el Areópago, intentó dialogar con los filósofos estoicos y epicúreos, presentando a Cristo como el “Dios desconocido” que ellos adoraban sin saberlo. Sin embargo, su mensaje sobre la resurrección de los muertos fue recibido con burla y poco interés, lo que lo llevó a abandonar la ciudad con desánimo.

En Corinto, Pablo encontró refugio en casa de Aquila y Priscila, un matrimonio cristiano que había sido expulsado de Roma por el edicto de Claudio, promulgado alrededor del año 49 d.C. Este decreto ordenaba la expulsión de los judíos debido a disturbios relacionados con un tal “Cresto”, nombre que algunos historiadores asocian con Cristo. Allí, Pablo vivió y trabajó como fabricante de tiendas, su oficio, mientras continuaba su predicación, evitando así ser una carga económica para la comunidad.

Al llegar a la ciudad, como era su costumbre, comenzó anunciando el Evangelio en la sinagoga. Entre los pocos conversos se encontraba Crispo, jefe de la sinagoga. Sin embargo, al encontrar poco éxito entre los judíos, Pablo centró su predicación en los gentiles, quienes respondieron con mayor apertura a su mensaje.

Su labor en Corinto no estuvo exenta de dificultades. Pablo enfrentó persecuciones y desafíos que le causaron gran aflicción, hasta el punto de que, según nos relata el texto bíblico, Jesús se le apareció en una visión para animarlo: “No temas, sino habla y no calles; yo estoy contigo y nadie se atreverá a hacerte mal, porque tengo yo en esta ciudad un pueblo numeroso” (Hch 18,9-10). A pesar de la oposición, Pablo perseveró y la comunidad cristiana de Corinto creció.

Los judíos lo denunciaron ante el procónsul romano Galión, hermano del filósofo Séneca, quien gobernó Acaya entre los años 51 y 52 d.C. La acusación contra Pablo era que persuadía a la gente a adorar a Dios de una manera contraria a la Ley judía (Hch 18,13). Sin embargo, Galión desestimó la acusación, considerándola un asunto interno del judaísmo y no un crimen contra Roma. Esto permitió que Pablo continuara su labor evangelizadora sin interferencias oficiales. Finalmente, abandonó Corinto y se embarcó hacia Siria, acompañado de Aquila y Priscila.

Sabemos que Pablo escribió la Primera Carta a los Corintios estando en Éfeso, donde planeaba permanecer hasta Pentecostés antes de dirigirse a Corinto a través de Macedonia (1Cor 16,5-8). Esta carta habría sido redactada hacia la primavera del año 57 d.C., probablemente en torno a la Pascua. Este dato lo deducimos porque se menciona la Fiesta de los Ázimos y se compara la vida cristiana con la de los corredores en el estadio (1Cor 9,24-27), en alusión a los  Juegos Ístmicos, celebrados cada dos años en primavera.

Gracias a las relaciones comerciales entre Éfeso y Corinto, Pablo estaba bien informado sobre la comunidad corintia. En la carta menciona haber recibido noticias de “los de Cloe” (1Cor 1,11) sobre abusos y divisiones dentro de la comunidad: existían distintas facciones en la iglesia, una laxitud respecto a la castidad, e incluso un caso de incesto. Además, algunos cristianos llevaban sus pleitos ante tribunales paganos, y en las reuniones litúrgicas se producían desórdenes, incluyendo la falta de decoro de algunas mujeres y la celebración desordenada de la Eucaristía. Ante esta situación, Pablo escribió esta carta con la intención de corregir estos abusos e insistir en la cruz de Cristo como la verdadera fuerza y sabiduría de Dios.

A pesar del título “Primera Carta a los Corintios”, esta epístola no fue la primera que Pablo escribió a la iglesia de Corinto, sino la primera que ha sido preservada en el canon bíblico. En 1Cor 5,9, el apóstol menciona una carta anterior que no se ha conservado. En total, se sabe que escribió al menos cuatro cartas a los corintios: la carta mencionada en 1Cor 5,9, la Primera Carta a los Corintios, una carta “lacrimógena y severa” (2Cor 2,3-4) y la Segunda Carta a los Corintios.

Ante las situaciones desordenadas que hemos mencionado, además de la carta, Pablo envió a Timoteo a Corinto con el propósito de recordarles sus enseñanzas y reafirmar su camino en Cristo (1Cor 4,17). No está claro si el envío de Timoteo fue planeado antes de escribir la carta o si fue una decisión tomada simultáneamente  con la redacción de la misma.

En cuanto a la estructura, esta carta comienza con una introducción en la que Pablo dirige un saludo a la comunidad y expresa una acción de gracias por los dones que Dios les ha concedido. A continuación, entra en el cuerpo principal de la carta, donde aborda dos grandes temas. En primer lugar, corrige una serie de abusos que habían surgido en la comunidad. Después, responde a diversas consultas que los corintios le habían hecho llegar. La carta concluye con algunas instrucciones finales, en las que Pablo menciona la colecta para los santos de Jerusalén y sus planes de viaje, antes de cerrar con saludos y bendiciones para la comunidad.