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Un Papa en recuerdo de San Francisco de Asís

En un lateral, se alza un edificio con estilo de templo griego, es la catedral de Buenos Aires; a su lado, la sede del arzobispado. Es evidente que hoy no es un día normal, está cayendo la tarde del lunes 18 de Marzo de 2013; en la plaza, se nota una intensa actividad. Hace algunas horas se han instalado dos pantallas gigantes a ambos lados de la curiosa iglesia; no tiene campanario y su frontón exterior la dota de un aire extraño. Una iglesia a la que parece faltarle algo y, sin embargo, a pesar de su juventud, el sitio tiene una prolongada historia.

Cuando Juan de Garay, el 11 de Junio de 1580, funda la ciudad, señala el solar en el que actualmente se encuentra el templo y decide que en él se levantará la iglesia de la nueva urbe, que depende, en ese momento, de la diócesis de Río de la Plata. No se sabe si por falta de recursos o porque los primeros pobladores de la ciudad no eran demasiado amantes de la religión, la iglesia que se edifica es un edificio de adobe y madera. Tan mal construido que, sesenta años más tarde, el gobernador Hernandarias, se ve obligado a demoler, “por vieja e indecente”.

Sede del nuevo Papa

Entre tanto, la ciudad va creciendo y ya se da aires de capital, pero sus ciudadanos no parecen dispuestos a construir un gran templo y el de madera que han levantado, para sustituir al primero, amenaza, en 1616, con venirse abajo. La parroquia pasa a la iglesia de San Francisco y los regidores de la ciudad parecen olvidarse del templo, que finalmente, se derrumba. El que le sustituye, también es de madera y además, más pequeño que el anterior, con lo que no sirve para resolver los problemas del culto, dura poco. El 19 de enero de 1621, con Buenos Aires ya convertida en diócesis, el obispo carmelita, fray Pedro de Carranza, toma posesión de su nueva sede, que contempla asustado ante su destartalado e inseguro aspecto. Seis edificios diferentes debieron construirse hasta que, en 1911 se concluía el ornato de la nueva catedral de estilo neoclásico, la actual que conocemos. Las doce columnas que dominan su frontal, representan a los doce apóstoles. En mi opinión, hace muchos años que la visité, lo que más llamó mi atención fue el altar que está a la izquierda del Mayor. Coronado por Jesucristo crucificado a tamaño natural, esculpido en madera de algarrobo y policromado, se trata de una escultura imponente ante la que el Papa Francisco ha debido orar multitud de veces.

Unidos al nuevo Papa

Pero regresemos a la animación que existe en torno al templo. Las pantallas están en conexión con el Vaticano, el Alcalde de la capital ha decretado el día de mañana como no lectivo y los jóvenes bonaerenses han decidido realizar una vigilia durante la noche que va del 18 al 19 de Marzo, para preparase a la entronización del nuevo Papa, su antiguo obispo y a la celebración de su misa, a partir de las cinco treinta de la mañana del día 19. Mientras tanto, cantarán y recogerán alimentos en los alrededores, alimentos que, posteriormente, entregarán a los pobres.

La característica más relevante del lenguaje del nuevo Papa, Jorge Mario Bergoglio, el primer jesuita que llega a la sede de San Pedro, es la profesión de humildad que realiza a cada paso y el amor que profesa a los pobres, a quienes piensa dedicar buena parte de su apostolado. Sus declaraciones han coincidido con un informe de Cáritas en España, que dice que el 28% de los españoles se hallan en riesgo de entrar en situación de pobreza. El mensaje no ha podido ser más oportuno. La Iglesia necesitaba un Papa que conociera los problemas de América, pero también, una persona volcada hacia sus semejantes, los que pasan hambre y privaciones como consecuencia de la delicada situación económica que estamos atravesando.