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Siempre presente: ayer y hoy

Vida de San Antonio

En el editorial, Fr. Mario se hacía eco de un reciente milagro realizado por Dios, por intercesión de nuestro patrono, en la ciudad de Friburgo (Suiza). Walter, un estudiante italiano de la facultad de Economía y Ciencias Sociales, que se había podido matricular gracias a uno de los programas de intercambio de estudiantes, que promociona la Comunidad Europea.

Un trágico accidente de coche le hirió de tal manera que ingresó en estado crítico en el Hospital de Friburgo, donde los médicos vieron que tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir; no sólo tenía gravísimas heridas, sino que además tenía quemaduras de tercer grado en todo su cuerpo. Hubo que internarle en una habitación esterilizada, para evitar la infección de gérmenes y virus.

Avisada su madre, Flora, voló a Friburgo acompañada de Francesca, la novia de Walter. Después de ver a Walter y comprobar su estado desesperado, pidieron a San Antonio por su curación, prometiendo acudir a Padua, con algún objeto perteneciente a Walter, para que fuera bendecido en la Basílica de San Antonio. Flora entregó a Francesca una camiseta de Walter, la que usaba para hacer “jogging”. A los pocos días Francesca apareció en el hospital con la camiseta bendecida en Padua y se la entregó a Flora; la situación de Walter seguía siendo desesperada.

El milagro

Flora, la madre, obtuvo permiso para entrar en la habitación esterilizada, con absoluta prohibición de tocar a su hijo; ella escondió debajo de la ropa esterilizada que le había puesto la camiseta y rezó a San Antonio: “San Antonio, por favor, ayuda a mi hijo. Desobedeceré las órdenes de los doctores, pero por favor, guarda esto para ti.”

Aprovechando una distracción de la enfermera sacó la camiseta y tocó con ella, por unos segundos, el cuerpo de Walter, implorando a San Antonio por la curación de su hijo, haciendo la señal de la cruz sobre él.

Al día siguiente empezó a bajar la fiebre de Walter y gradualmente el joven fue saliendo del coma. “¡Que curación extraordinaria!” el doctor exclamó, poniendo énfasis en que era inexplicable. En unos meses Walter se recuperó totalmente y es ahora, comprensiblemente, un gran devoto de nuestro santo.

Moraleja

Ante hechos como este, se demuestra que Dios quiere que lleguemos hasta Él a través de los santos, para que les conozcamos mejor por sus virtudes y sus vidas ejemplares, al mismo tiempo que nos muestra que sus vidas no pierden actualidad con el paso del tiempo.

Son muchas y variadas las biografías que se han escrito sobre San Antonio de Padua, aquellos que nos relatan sus milagros. No dejemos de leerlas, ya que de su lectura siempre sacaremos motivos y ejemplos a seguir, que nos ayudarán a reforzar nuestra vida religiosa, perfeccionar nuestras costumbres y llevar nuestro apostolado a todos los rincones de nuestros pueblos y ciudades. Siempre hay algo que se puede hacer y el milagro, que hemos expuesto, demuestra que los santos están siempre al “quite” en nuestras necesidades y pensando en conseguirnos lo mejor para nuestras almas, que, a veces, no coincido con lo que nosotros buscamos.

Vale la pena conocer más y mejor a este gran santo, Doctor de la Iglesia, al que Dios ha hecho tan universal y buen intercesor ante Él.

Comité de Redacción