LOS Misterios Luminosos, introducidos en el Rosario por el Beato Juan Pablo II, me han hecho meditar en profundidad unas delicadas referencias a la Virgen María, entre las que quiero destacar de modo especial su presencia activa en las Bodas de Caná de Galilea y el encargo que dio a aquellos sirvientes, extensivo como consejo salutífero para todos nosotros: “Haced lo que Él os diga”.

Tuve la inmensa fortuna de trabajar 13 años bajo la tutela y autoridad de don Eduardo Ortíz de Landázuri, sobre todo en los tiempos en que fue Decano de Medicina y Director de la Clínica Universidad de Navarra.

Siempre he tenido una devoción filial a San José...

Me ha llegado vía Internet un cuentecito simple y entrañable, solicitándome que participe en su difusión en aquel medio, entre mis amigos. Lo suscribe, desde Lima, amaliadomingosoler@yahoo.es, y he pensado que si lo explicamos en EL PAN DE LOS POBRES, la difusión se multiplicará y con ello crecerá el bien que podrá hacer a todos los que lo mediten.

La impresión instantánea y milagrosa de la imagen de la Virgen María en la tilma o ayate del azteca Juan Diego fue una llamada a la colaboración sincera entre los españoles y los indios, que empezaron a verse e integrarse como un solo pueblo, el pueblo de Dios. 

El día 12 de diciembre se cumplen 480 años de la impresión instantánea de la imagen de la Virgen María en el ayate o tilma del indio Juan Diego. La leyenda, la historia y las insólitas circunstancias que rodean a dicha imagen hacen que constituya un milagro actualizado a lo largo del tiempo.

Pepiño era un niño huérfano que vivía en una casuca de madera a la orilla del río, bastante próxima a la parroquia. No conoció a su padre y tampoco tenía hermanos.