Ante lo relativo, sólo el absoluto. Y el absoluto sólo es Dios.

No era sutil lo que decíamos, con las consecuencias sociales del gnosticismo religioso. 

Recordemos al diácono Efrén: Jesús pasó por la muerte como si fuera un camino”. Pues eso, y lo aplica Jesús con el invento del Bautismo.

Por eso, decíamos, la sana doctrina no es  un sistema cerrado, privado de interrogantes y dudas. 

Para poder aclarar esta pregunta tenemos que hacer previamente un sencillo recorrido por el proceso de composición de los libros bíblicos. 

Hace ya bastantes años en una  entrevista, el Papa emérito Benedicto XVI, preguntado por la situación de la fe en Europa, hizo el siguiente diagnóstico: “en el mundo occidental hoy vivimos una ola de un nuevo iluminismo drástico o laicidad, o como se le quiera llamar.

La cuestión que en esta ocasión nos planteamos puede tener varias respuestas, en función de a quién preguntemos. Para unos, la Biblia es lo que a simple vista parece: un libro. Para otros -los creyentes- no es sólo eso, sino la Palabra de Dios.