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Regreso a Padua y Camposampiero

Vida de San Antonio

Fruto de su labor fue el aumento de las misiones de predicación y la fundación de numerosos conventos.

El sábado 25 de Mayo de 1230, los restos mortales de San Francisco fueron solemnemente trasladados de la iglesia de San Jorge a la nueva basílica dedicada al Poverello. Con este motivo se reunieron en Capítulo general todos los dirigentes de la Orden, entre ellos Antonio, quien, como sabemos, pidió a Fray Parenti que le retirase del cargo de Ministro provincial, a causa de su mala salud, para dedicarse más de lleno a la predicación y a la docencia.

El general, aceptó su renuncia, pero le pidió que formara parte de una comisión que debía presentar al Papa Gregorio IX varias cuestiones sobre la Regla franciscana, que el pontífice debía estudiar y aprobar. Con este motivo Antonio, de Junio a Septiembre de 1230, estuvo en Roma y predicó ante el Papa y la curia romana, siendo escuchado con entusiasmo; el Papa lo llamó "Arca del Testamento".

Durante la estancia en la curia pontificia, en Roma y en Anagni, que se prolongó algunos meses para sopesar todos los valores que estaban en juego y preparar la mejor respuesta posible, Antonio continuó ejerciendo el ministerio de la palabra, predicando y dando conferencias espirituales.

Predicación cuaresmal

En el Otoño de 1230, cumplida la misión que la Orden le había encomendado ante la curia papal, Antonio regresó a Padua donde, libre de la responsabilidad de cuidar de sus hermanos, podía dedicarse plenamente a la predicación itinerante y a la preparación de sus sermones escritos.

Accediendo a los ruegos del cardenal Reinaldo de Segni, que más tarde sería el Papa Alejandro IV, Antonio consagró el invierno de 1230-31 a la redacción de sus Sermones festivos, sermones para las fiestas del año litúrgico; sin embargo, al acercarse la Cuaresma, interrumpió este trabajo para dedicarse a la predicación, y, terminada la cuaresma, reemprendió el trabajo, en el eremitorio de Camposampiero; la obra quedó bruscamente interrumpida con el sermón para la conmemoración de San Pablo, que se celebraba el 30 de Junio.

En Camposampiero, Antonio se habilitó una cabaña en la copa de un nogal, a la que se retiraba para trabajar.

Del 5 de Febrero al 23 de Marzo de 1231, Antonio predica la cuaresma en Padua, con un sermón diario, lo que constituía una práctica desconocida hasta entonces, con catequesis y horas dedicadas a oír confesiones; tan admirable misión cuaresmal agotó las fuerzas del santo y minó su salud, pero produjo muy abundantes frutos evangélicos.

El 17 de Marzo de 1231, Lunes Santo, Antonio, que estaba terminando la predicación de aquella gran cuaresma, se presentó al Podestà de Padua y a su Consejo, para pedirles que se cambiaran los estatutos comunales en vigor, según los cuales el deudor que no pagaba, permanecía encarcelado hasta que sus familiares u otros pagaran su deuda, lo que, para los más pobres, podía significar como una condena a cadena perpetua, ya que les era imposible restituir la deuda. El prestigio del santo y sus razonamientos hicieron que la autoridad competente cambiara aquellos estatutos.

Camposampiero

A mediados de Mayo de 1231, Antonio, después de aquella agotadora cuaresma y de la actividad pastoral y litúrgica que había continuado desarrollando hasta Pentecostés y su Octava, se retiró al eremitorio de Camposampiero, cerca de Padua. El santo necesitaba retirarse y descansar, cuidar su quebrantada salud; al mismo tiempo; en este lugar iba a completar sus Sermones para las fiestas litúrgicas, y sobre todo, buscaba sumergirse en la oración y el recogimiento espiritual, para prepararse al encuentro con la hermana muerte, que sentía cercana.

Comité de Redacción