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Lucha contra el error y la herejía

Caída de Simón el Mago. Giovanni Battista Carlone, 1603-1684

Primeras herejías

    TIEMPO APOSTÓLICO - Ya las epístolas de San Pablo, San Juan y San Pedro dan cuenta de diversos errores y herejías, cuya característica fue cierta libertad exagerada, que venía a parar a los excesos de la carne. El tipo de estas aberraciones lo formaron los nicolaitas.

Simón Mago es considerado como el primer hereje. Se le atribuye una doctrina algo semejante al gnosticismo, y parece tuvo algunos partidarios entre los samaritanos.

    EBIONITAS, CERINTOS y otros - San Clemente Romano tuvo que luchar, a fines del siglo I, contra otro tipo de errores: los ebionitas, quienes no creían en la divinidad de Cristo; los elkesaitas, que formaban una mezcla singular de mosaísmo y Cristianismo; los llamados nazarenos, que persistían en la observancia de la ley mosaica. Poco después se presentó Cerinto con un grupo nutrido de partidarios entre los judío-cristianos. Para ellos, Jesús era Hijo de María, con verdadero cuerpo humano. Al ser bautizado, se le juntó Cristo, la fuerza de Dios, con cuya virtud obró milagros; pero fue abandonado de Él en la cruz.

    DOKETISMO - Por otro camino desvirtuaban o atacaban la doctrina cristiana algunos cristianos imbuidos en la filosofía pagana de su tiempo. Eran los doketas, que destruían la humanidad de Cristo, cuyo cuerpo decían era sólo aparente.

    SÍMBOLO APOSTÓLICO - Frente a todas estas desviaciones de la doctrina cristiana, y para que los cristianos tuvieran una base firme de sus creencias religiosas, ya desde un principio se formó un símbolo bautismal, el llamado símbolo apostólico. Históricamente, se nos presenta ya en el siglo II en la Iglesia occidental, y San Ireneo y Tertuliano lo designan como canon de la fe y regla de la verdad. Es la forma más antigua, cuyo texto se ha encontrado recientemente, y que tiene su origen en los Apóstoles.

    ESCRITOS PAGANOS. Los Apologetas - Además de los herejes o disidentes, que salían de su mismo seno, también los filósofos o polemistas paganos impugnaban de diversos modos a la Iglesia.

    ESCRITOS ANTICRISTIANOS - El primero de quien tenemos noticia es Frontón. Se distinguía por sus burlas y sátiras contra los cristianos, y compuso ciertos libelos contra ellos. Los apologetas han conservado algunos fragmentos. Baste decir que se dan por ciertos los asesinatos de niños, bebida de su sangre y otras calumnias semejantes.

Luciano público el año 167 su De morte peregrini, verdadero libelo de difamación anticristiana, en el que aparece el carácter cáustico y cínico del autor. Celso fue, sin duda, el adversario más temible de estos primeros tiempos. De su libelo Discurso verdadero  se conservan fragmentos en la refutación de Orígenes.

    NEOPITAGOREÍSMO - Algo más tarde se presentan los neopitagóricos, que significan una renovación de la filosofía clásica frente al Cristianismo. Entre ellos sobresale Filóstrato, el cual, a principios del siglo III, presentó a Apolonio de Tiana como un semidiós, una especie de sustituto del Dios de los cristianos, el ideal del filósofo, que con su virtud natural, basada en la filosofía pagana, trataba de probar la inutilidad de la ética cristiana.

    NEOPLATONISMO - Pero los ataques de los neoplatónicos fueron mucho más peligrosos, y, además, tuvieron la particularidad de infiltrar sus ideas en algunos escritores cristianos del tiempo. Entre ellos sobresale Porfirio, quien, en su obra Philosophia et Oracula, trata de presentar, frente a la revelación de los cristianos, una especial pagana mucho mejor que aquélla. En este mismo sentido trabajaron Hierocles y, sobre todo, Plotino, en Roma, a mediados del siglo III, Jamblico y Proclo. Los neoplatónicos rechazaban el politeísmo grosero y buscaban cierta ascética, que los hace a las veces sospechosos de panteísmo.

    APOLOGETAS - Contra esta guerra literaria se defendió el Cristianismo por medio de sus apologetas y sus polemistas, que desempeñan un papel providencial en los siglos II y III. Las apologías que entonces escribieron son de gran interés, pues representan el primer estadio de la literatura cristiana, y porque, al rechazar las calumnias de los paganos, nos presentan preciosas descripciones de la vida de los cristianos. El tipo más significativo es San Justino.

Algo más tarde surgieron algunos controversistas, como Milciades, Teófilo y Gastor, que escribieron contra las impugnaciones de los filósofos paganos, y un buen número de polemistas, como Higesipo y Tertuliano, Apolonio y Cayo. Estos y otros apologistas se dirigieron igualmente contra algunas herejías, y particularmente contra el gnosticismo.

Compendio de Historia de la Iglesia Católica
Benardino Llorca, S.J.