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La vuelta al cole

La lista de cosas a comprar no es pequeña: desde los libros escolares hasta los materiales o la renovación del uniforme en muchos colegios. El presupuesto familiar en el mes de septiembre puede incrementarse entre 400 y 800 euros

Con la actual carestía de la vida, especialmente con la importante subida de la cesta de la compra, los alquileres de la vivienda, los tipos de interés que repercuten en las hipotecas que tantas familias tienen que afrontar y, para colmo, la subida de la gasolina y el precio de la luz y el gas, está claro que a muchísimas familias no les llega el dinero para que sus hijos puedan tener a punto una vuelta de sus hijos al cole.

Es un hecho que la pobreza en España ha aumentado en los últimos años. Y cuando hablo de pobreza estoy refiriéndome también a la disminución del poder adquisitivo de muchas familias acomodadas, de lo que podríamos llamar clase media. Pero para muchas familias la situación de riesgo social y de situarse en el umbral de la pobreza, propiamente dicha, pende de un hilo.

Aunque los datos oficiales dicen que el paro ha bajado más que nunca, la realidad tozuda es que entre la nueva clase trabajado que en los últimos años se ha creado, la de los fijos discontinuos, hay un millón ochocientos mil trabajadores que de media trabajan menos de una hora al día. Por otro lado, aumenta el perfil de una clase media trabajadora que, aunque oficialmente tienen un trabajo relativamente estable, su salario les llega con dificultad para atender las necesidades básicas de la familia como, por ejemplo, los gastos escolares de los hijos.

Si no fuera por la labor social de la Iglesia y la de algunas ONGs que proporcionan material escolar a esas familias necesitadas, y muchas veces también dinero, cientos de miles de niños y niñas no tendrían lo necesario para una feliz vuelta al cole.

Sorprende que las administraciones públicas no destinen recursos sociales suficientes para ayudar a esas familias vulnerables y tengan que ser precisamente los particulares quienes mediante los donativos a la Iglesia y a las ONGs tengan que suplir esa labor.