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La mano misteriosa

La mano misteriosa

 En un banquete, ofrecido a los grandes del reino, quiso que se hiciera uso de los vasos sagrados, robados por su predecesor en el templo de Jerusalén, y por escarnio bebieron en ellos él y sus convidados. Mientras bebían, apareció una mano que, con letras desconocidas, escribió tres palabras en la pared que estaba enfrente del rey. Espantado al ver esto, llamó a todos sus sabios para que leyesen y explicasen aquel escrito, pero nadie lo supo comprender.
Llamaron a Daniel, a quien el rey hizo grandes promesas, si satisfacía su deseo.
-Que se queden para ti tus dádivas- le dijo Daniel. –Yo te daré explicación de esa enigmática escritura, pero has de saber que en ella se contiene la condenación de tus impiedades, a las cualeshoy has puesto el colmo con la profanación de los vasos sagrados.

-“Mane, Thecel, Phares” son las palabras escritas en la pared. He aquí su explicación.
-“Mane”, tu reino Ha terminado.
“Thecel”, has sido pecado por Dios en la balanza y has sidohallado culpable.
“Phares  “, tu reino será dividido y entregado a medos y persas.

Aquella misma noche los medros se apoderaron de Babilonia.
Baltasar fue muerto y Daría, el medo se apoderó del trono.
Aprendamos de estehecho a guardar el debido respeto a las cosas sagradas.

Daniel con los leones

Los cortesanos del rey, dominados de la envidia por los honores tributados a Daniel, deliberaron perderle a toda costa. Se presentaron a Darío y obtuvieron un decreto en el cual se establecía que, por treinta días, no debía hacerse oración a Dios alguno sino al rey, y que todo el que prestara adoración a cualquier otro hombre o divinidad fuese condenado a muerte. Daniel, que aún en medio de las grandezas, tenía siempre presente el temor de Dios, abría tres veces al día las ventanas de su aposento que daban al templo de Jerusalén y allí, arrodillado, adoraba y hacía oración a Dios.
Al saber esto los envidiosos cortesanos, acudieron presurosos al monarca y acisaron a Daniel como violador de la ley, y por consiguiente, reo de muerte. Darío, que conocía la gran virtud de Daniel, le amaba mucho y no podía decidirse a dar cumplimiento a tal fatal decreto. Supendió toda resolución hasta
Llegada la noche, y estudió el modo de ponerle a salvo.
Pero como le manifestaran que un decreto del rey no podía sufrir alteración, se vio pbligado a aprobar la sentencia. En medio de su sentimiento exhortó a Daniel a que confiara en Dios que le salvaría. Le metieron entonces en el foso de los leones para que fuera devorado por ellos. Y, a fin de que sus acusadores no pudieran hacerle ningún daño y confiando en que las fieras le dejarían con vida, mandó que se sellara la entrada. Volvió a su palaciono pudieron dormir en toda la noche. Al rayar el día se dirigió al foso para ver lo ocurrido.
Al llegar, con voz trémula y doliente exclamó: “Daniel, ¿por ventura ha podido tu Dios salvarte de la boca de los leones?
Daniel, desde el fondo le contestó: “Oh rey, vive para siempre. Mi Dios ha enviado un Ángel, el cual cerró las bocas de los leones y no permitió que me hiciesen mal alguno”.
Transportado de gozo el rey, viendo que Daniel vivía, dio orden de que lo sacasen inmediatamente y arrojasen en su lugar a los acusadores, que fueron despedazados por los leones antes de que llegasen  a tocar el suelo.
De este modo se conoció la inocenciaq de Daniel y el castigo cayó sobre sus inicuos acusadores.

(Año del mundo 3466)