Usted está aquí

La Iglesia en la Península Ibérica - Núcleos de la España libre

Crecimiento de la Iglesia

En estos territorios cristianos es notable el entusiasmo religioso que inspira todas sus empresas. De este modo aumentaron los grandes donativos para iglesias y monasterios, y se dio principio a las grandes instituciones cristianas medievales. En este tiempo se intensificó la devoción al Apóstol Santiago. Uno de los acontecimientos que más contribuyeron a ello fue el que refiere la tradición, la batalla de Clavijo, en 842, y el voto a Santiago. Según parece, el documento de Ramiro I, en que consta este voto, no es auténtico. Sin embargo, desde tiempo inmemorial, los reyes españoles continuaron observando dicho voto.

Hombres insignes de la  Iglesia española

Son dignos de mención, ante todo, algunos hombres de origen español que se distinguieron fuera de la Península. Tales son: San Pirminio, apóstol del centro de Europa; San Benito de Aniano, reformador monástico; Teodulfo de Orleáns, Claudio de Turín y Prudencio Galindo de Troyes, por sus actividades literarias.

Entre los eclesiásticos más insignes en la España libre, deben ser mencionados: Eterio, obispo de Osma, y el Beato de Liébana. A su lado deben ser colocados algunos otros que se distinguieron como organizadores o Padres de monjes: San Rosendo, San Froilán, San Atilano, San Pelayo y el abad Oliva, de Ripoll.

Santos insignes

San Eulogio (+ 859), alma

de la España mozárabe. Los mártires Perfecto, Juan, Isaac, Columba, Pomposa y el niño San Pelayo, mártires del siglo IX, en la persecución musulmana. El Beato de Liébana (+798), defensor de la ortodoxia. San Froilán (+ 1006), obispo de León y héroe de la vida monástica.

Compendio de Historia de la Iglesia Católica

Bernardino Llorca, S.J.