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Esplendor y ruina de Salomón

Esplendor y ruina de Salomón

–Dad gloria al Señor porque es bueno, porque su misericordia es eterna.

La Majestad Divina se manifestó por medio de una prodigiosa nube, que cubrió todo el templo. Ante este hecho, Salomón levantó sua manos al cielo exclamando:

–Dios mío, puesto que os habéis dignado aceptar esta casa, que os he edificiado, os ruego que escucheis a todos lo que, oprimidos por angustias o apurados por alguna necesidad, vengan a suplicaros en este santo lugar. Dio Dios a conocer su beneplacito con otro milagro: envió fuego del cielo que abrasó las víctimas preparadas para el sacrifico.

La Iglesia Católica, fiel intérprete de la divina voluntad, apoyada en este y otros hechos, dedica al culto divino los edificios sagrados con ritos y ceremonias análogas. Siguiendo

el ejemplo también de lo que había ordenado Dios en la ley antigua, suelen usarse en las iglesias católicas pilas de agua bendita, candeleros, incensarios, estatuas. Esto demuestra cuánto se equivocan aquellos que, so pretexto de seguir una religión pura, excluyen todo acto externo, introduciendo un culto contrario al que se nos ha revelado en la Sagrada Biblia.

La reina de Saba

Terminado el templo, construyó Salomón el palacio real, y con tal magnificencia, que el oro, la plata, el marfil y las piedras preciosas brillaban en todas partes. Semejante esplendor, unido a su sabiduría prodigiosa, hacía ir a muchos extranjeros a Jerusalén. Entre otros, se halla la reina de Saba, en Arabia, que atraída por la fama de sus riquezas y de su ciencia, fue con un gran séquito y llevando ricos dones a visitarle. Luego que hubo visto la majestad y esplendor de la corte, los preparativos para los sacrificios, las riquezas de su mesa, la buena disciplina de sus criados y otras maravillas por el estilo, pero especialmente la gran sabiduría del rey en resolver enigmas y pleitos difíciles, atónica y casi fuera de sí, exclamó:

– ¡Bienaventurados tus criados y tus gentes, que están siempre contigo y oyen tu sabiduría! Las cosas que oí de ti son con mucho inferiores a las que ahora  observo con mis propios ojos. Bendito sea el Señor, que te ha puesto sobre el trono de Israel.

Prevaricación y fin desgraciado de Salomón

Después de haber trabajado mucho para la mayor gloria de dios y dado muchas pruebas de sabiduría, virtud y santidad, anciano ya, se dejó Salomón alucinar por las mujeres idólatras, y se alejó por completo de las leyes del Señor. Su ceguera le llevó a edificar templos y altares a los ídolos, especialmente uno muy suntuoso a Moloc, en el monte de los Olivos.  

De esta suerte, el ungido del Señor, el inspirado de Dios, el gran Salomón, se doblegó hasta ofrecer profano incienso a las falsas divinidades. El Señor le avisó y le amenazó más de una vez, pero él, por no contrariar a aquellas malvadas mujeres, persistió en el mal. Muchos enemigos hicieron armas contra él, y el infeliz Salomón murió a los 70 años de edad, después de cuarenta de reinado, dejando mucho que dudar acerca de su eterna salvación. (Año del mundo 3.029)

Este hecho nos enseña a preferir la miseria de Job al trono de Salomón, porque en Job se admira un modelo de virtud, que corona a los santos, al paso que en Salomón se llora la caída de un hombre, que, con poseer la más sublime sabiduría, no supo guardarse de la soberbia y del veneno de la prosperidad.