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Es Sutil

Escritor

Sí, es el más sutil, para la gente creyente, ya que es el que mejor se cuela en la espiritualidad, para convertirla en peligro, cuando se mundaniza.

Como decíamos, surge “en los primeros siglos” cristianos. Y una prueba es que San Juan en su Evangelio, ya los aborda. No es este cuarto evangelio como los tres –que conocemos, como sinópticos– sino una especie de reflexión teológica, más que una descripción de hechos, como ver que en Mateo y Lucas y, sobre todo, en Marcos, el más breve y conciso. Y el gran Juan lo anuncia: el Verbo es Dios y el Verbo se hace hombre, hasta el punto de que mis manos le tocan, mis ojos le ven y, recogiendo detalles, mi cabeza se reclina sobre su corazón palpitante. O sea, hombre cabal. Y si leéis los encuentros en el atrio del templo con los fariseos y doctores, notareis que busca hacer asequible la realidad de su condición humana con la realidad de su condición divina. O sea, iluminar la racionabilidad de la fe. Todo un anticipo de lo que va a ser una cuestión difícil, a través de la larga historia de la Iglesia. Hay una frase importante de esta falsificación agnóstica: “En lugar de facilitar el acceso a la gracia, se gastan energías al controlar”. Y lo explica: Sólo interesa una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en definitiva el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su propia razón  o de sus sentimientos.

Por ahí van los tiros: mi sola razón con mis sentimientos son los que “conciben una mente sin encarnación, incapaz de tocar la carne sufriente de Cristo en los otros… Al descarnar el misterio prefieren un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia y una Iglesia sin Pueblo”.

Lo repetiré: es una superfinalidad vanidosa, pero que no conmueve la profundidad del pensamiento… Todo esto es literal del texto que comienza diciendo que hay que estar alegres y gozar con la vida.