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El temperamento colérico

El temperamento se caracteriza por reaccionar de forma enérgica e inmediata y que dicha reacción suele ser duradera en el tiempo. Además, son personas extrovertidas, optimistas y que están inclinadas a la acción.

Puntos fuertes

– Gozan de energía, espontaneidad y entusiasmo.

– Tienden a tomar las decisiones muy rápidamente.

– Están predispuestas a la acción por lo que no les cuesta emprender proyectos.

– Confían en sí mismas y en sus posibilidades.

– Actúan con rapidez centrándose en buscar soluciones prácticas.

Puntos débiles

– Tienen una tendencia hacia el orgullo y la ira pues son muy impacientes.

– Les cuesta reconocer sus errores y son intolerantes ante los errores de los demás.

– Suelen enfrascarse en un activismo ciego por lo que prima el hacer sobre el pensar. Esa tendencia les lleva a pasar a la acción sin previa reflexión.

– Les gusta mandar por lo que cualquier objeción la toman como “propuesta de guerra” ya que son directos, dominadores y les falta “tacto”.

– Les cuesta mostrar la simpatía y son inflexibles.

– El trabajo puede convertirse en su dios y seguir el principio “el fin justifica los medios”.

Cómo mejorar su carácter

Con esta radiografía podemos ver qué virtudes y qué aspectos les viene bien trabaja para mejorar su carácter (el carácter es el resultado de actuar o no, sobre el temperamento).

Dado que tienden a pasar rápidamente a la acción, conviene hacerles ver que tienen que conseguir el hábito de pararse a reflexionar para ver lo oportuno o inoportuno, lo conveniente o inconveniente de lo que se proponen hacer… antes de lanzarse a hacerlo. Y una vez que se han lanzado en un proyecto, un objetivo que les viene como anillo al dedo es la constancia, dado que tienden a empezar muchas cosas y el peligro es dejarlas a medias o abandonarlas si surge “un nuevo objetivo que los deslumbre”. Por ello, una buena máxima que pueden incorporar es: “no empiezo a hacer otra cosa hasta que no termine lo que tengo entre manos”.

Control de las emociones

Otro aspecto que no pueden descuidar es la conducta impulsiva que tienen ya que, dicha tendencia, no les facilita el control de las emociones y, por ello, reaccionan en modo automático (acción-reacción) ante las contrariedades que puedan tener. Esto, suele acarrear consecuencias negativas en la convivencia diaria, tanto en casa como en la escuela. Por eso, es bueno enseñar a los hijos a identificar las  emociones en cuanto aparezcan, con el fin de que aprendan a gestionarlas.

Y una forma de hacerlo es hablando con ellos sobre el enfado que notan cuando algo les parece injusto o les contradice. Se les puede decir que cuando perciban el enfado por dentro, ese sentimiento es algo normal que surge debido a la contrariedad y al temperamento que tienen. Y la forma de superarlo y dominarlo es haciendo ejercicios de autocontrol. Esos ejercicios, les ayudarán a vencer los enfados y a no dejarse arrastrar por los sentimientos negativos. ¿Y qué consejos prácticos se les puede aportar? Por ejemplo, que se habitúen a cerrar los ojos y respirar varias veces de forma profunda, esto les ayudará a clamarse. Otra cosa que pueden hacer es pensar en lo que consiguen si estallan e insultan y gritan, o si se callan y se retiran de donde están hasta que se calmen y se les pase el enfado. Si consiguen identificar el inicio del enfado, será el primer paso para tratar de reconducirlo y poner en marcha las posibles soluciones de autodominio.

El deporte y el juego

A las personas con temperamento colérico les viene bien la práctica del deporte y del juego, porque –sin duda– les ofrecerá múltiples ocasiones de entrenarse en el autocontrol, ya sea ante fallos propios o ajenos, o bien ante una mala entrada del rival. Es un terreno que propicia aprender ganar y a perder, a evitar la reacción negativa del improperio o la agresión, etc.

Un buen objetivo

Y, por último, dada la tendencia que tienen a tratar de imponer su opinión un buen objetivo sería: esforzarse en escuchar a los demás y tratar de comprenderlos. Conseguir que el hogar sea un espacio de escucha recíproca, posibilitará este aprendizaje y una relación humana más plena con un desarrollo significativo de la empatía en todos los componentes de la familia. Esto es fundamental en la convivencia diaria del hogar. Convivencia que debe estar presidida por el respeto y la concordia. Si hay respeto será difícil herir los sentimientos de los otros o violentar su libertad en aras de lograr un “objetivo a toda costa”. No hemos de perder de vista que cada persona (y los hijos son personas que tienen una dignidad por la que merecen respeto) tiene su ritmo y su idiosincrasia.

Termino completando la radiografía de las personas con temperamento colérico añadiendo que se sienten a gusto funcionando por libre y siempre “están haciendo algo”.

No se rinden ante los obstáculos. Siguen adelante. Buscan los valores prácticos de la vida y son idóneas para las profesiones que requieran liderazgo si consiguen aprender a escuchar, a vencer la conducta impulsiva y a reflexionar porque pueden tomar decisiones temerarias dado que les cuesta analizar los detalles.