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Dime cómo vistes...

La moda, con frecuencia, es reflejo de cambios sociales, políticos, económicos y culturales. Es también un elemento de comunicación no verbal y de identidad. La forma de vestirnos, consciente o inconscientemente, dice como somos o queremos ser.

La sociedad habla a través de sus trajes, sus colores y estilos. Podemos distinguir distintas culturas a través de la ropa.

La moda, como definición, se refiere a modos, usos y costumbres que están en boga durante un determinado período de tiempo. En otros tiempos, las monarquías influyentes de Europa iban marcando las tendencias. Hoy son los grandes empresarios y diseñadores quienes imponen la moda, a través de actrices, modelos, personajes públicos, “influencers”, etc.

Deberíamos preguntarnos, antes de nada, lo que silenciosamente decimos con nuestra simple apariencia, con nuestra forma de vestir. ¿Qué efecto causamos? ¿Mantenemos una armonía entre lo que pensamos y la forma de presentarnos? ¿Qué imagen ofrecemos en el ambiente familiar, en el trabajo, en nuestros momentos de ocio? ¿Conservamos la elegancia siempre, aunque estemos en la intimidad de nuestros hogares?

Socialmente elegantes

La elegancia es la cualidad que hace agradable a la persona. Pero, según la Psicóloga Patricia Ramírez, es mucho más que eso y enumera las características de quienes llama socialmente elegantes: “no hablan de intimidades o de rumores, no hablan en voz muy alta, no hacen comentarios hirientes o fuera de lugar, utilizan una comunicación no verbal sin exageración, se interesan por tu vida, te atienden y se relacionan con educación, saludan al entrar y salir, sonríen, saben escuchar…”

Estas cualidades descritas para una persona en particular pueden aplicarse a “una familia elegante”. El hogar debe ser un espacio cálido y acogedor, que abrace a la familia y sus invitados.

Parafraseando el refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”, podría decirse “dime cómo vistes y te diré cómo eres”.

Una persona coherente, si es elegante en su forma de vestir lo será en su forma de ser y de relacionarse. Podrá adaptar las modas tomando de ellas lo que considere digno, según su equilibrado criterio, construyendo la mejor versión de sí misma.