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Cuidadora

“bajón” hacía pocos días y Blanca la había ingresado allí porque la Directora, su mejor amiga, le había proporcionado una plaza temporal a su madre con el fin de ver si se recuperaba. Ella la visitaba continuamente, todas las horas que le permitía el reglamento del Centro, para hacerse una idea de cómo serían las cosas.

Blanca se conmovía mucho viendo el deterioro y la decadencia en su madre, que la miraba como si desde su fondo dijera: “hija” y ésta parecía contestarle: “madre”.

Se acercaba también a los demás residentes con el deseo de ayudar. Blanca era una chica valiente, tenía un gran corazón y tenía mucha paciencia y comprensión, de manera que se iba desviviendo por todos.

Visitas de voluntariado2012_04_04_cuidadora_voluntarias

Blanca acumulaba muchos títulos, pues había estado varios años estudiando diferentes carreras tales como enfermería y terapia ocupacional.

Empezó a interesarse por todos ellos, a darles besos, a traerles cosas que ellos le encargaban: como caramelos, revistas, gel de baño etc. Les tomaba de la mano, les acariciaba, les escuchaba… y entonces notó dentro de su alma que le producía felicidad y una paz interior, ayudar a los más débiles y desvalidos, en lo poco y en lo mucho.

Su corazón fue ablandándose y su sensibilidad a flor de piel. Y llegó el día en que Blanca tenía que tomar una decisión. ¿Cuál sería la más acertada?

Tomando decisiones

Viendo que su madre se iba deteriorando cada vez más, preguntó a la Directora, su amiga, si había alguna plaza vacante como enfermera o en su defecto como cuidadora. Casualmente iba a quedar libre una plaza de auxiliar de enfermería por baja maternal, (aunque posteriormente la trabajadora no volvió a incorporarse), con lo cual le ofreció el puesto sin pensárselo.

Así pues, decidió que su madre se quedaría en la Residencia, ya que recibiría todas las atenciones y cuidados necesarios y ella estaría cerca de su madre, Clara, ya que trabajaría en el mismo centro. Dos cosas buenas sucederían: su madre iba a estar atendida en una de las mejores residencias de la ciudad y ella tendría allí un buen trabajo, aunque más que trabajo, empezaba a ser una vocación, bendita vocación.