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Continuación del Sermón del Monte

Continuación del Sermón del Monte

-Vosotros sois la sal de la tierra. Ahora bien; si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se salará? De nada sirve, sino para ser arrojada al camino y pisoteada por la gente. Vosotros sois la luz del mundo; no se enciende la luz para ponerla debajo del celemín, ni para esconderla debajo de la cama o dentro de un tonel, sino que se pone en el candelero para que ilumine a todos los de la casa. Así debe brillar vuestra luz ante los hombres, a fin de que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.Vuelto nuevamente al pueblo, prosiguió:

-No penséis que haya venido a anular la ley de Moisés o los oráculos de los profetas; al contrario, he venido para cumplirlos. En verdad os digo que, si vuestra justicia no fuere más abundante que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”. Pero yo os digo que el que se irritare con su hermano será sometido a juicio; y quien le dijere loco será reo del fuego del infierno. Si estás a punto de presentar tu ofrenda en el altar y te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, pon tu ofrenda a los pies del altar, y ve antes a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelve a presentar tu ofrenda. Cuando vais a orar perdonad a los demás sus faltas, para que vuestro Padre Celestial, de igual modo, perdone vuestros pecados. Más si vosotros no perdonáis, tampoco os perdonará vuestro Padre Celestial.

-Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo”; y los escribas han añadido: “Odiarás a tu enemigo”. Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os persiguen y calumnian, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los Cielos, el cual envía la luz del sol a buenos y malos, la lluvia a justos y pecadores. Porque si amáis solamente a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludáis tan sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que los demás? ¿No hacen lo mismo los gentiles? Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los Cielos.

La intención del Buen Cristiano

-No hagáis las obras buenas para que os vean los hombres. Cuando haces limosna, no toques la trompeta, antes bien, ignore tu mano izquierda lo que hace tu derecha; de suerte que tu limosna queda oculta y tu Padre, que ve en el secreto, te dará la recompensa.

-Y cuando haces oración, entra en tu aposento y ora en secreto a tu Padre; y tu Padre, que ve en el secreto, te dará la recompensa.

-Cuando ayunes no pongas cara triste, para que no echen de ver los hombres que tú ayunas; y tu Padre, que ve en el secreto, te dará la recompensa. 

Historia Sagrada. San Juan Bosco