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Abrazar la maternidad

Estados Unidos es el país de los contrastes: anidan los movimientos revolucionarios más disparatados y radicales, y surgen las oposiciones conservadoras también más firmes y originales. Lo hemos visto, por ejemplo, con la permanente disputa en torno del aborto. Mi amiga Jennifer tiene 3 hijos, todos menores, y trabaja en una agencia de publicidad a tiempo parcial.

Su marido es gerente de una ingeniería local. Me sorprende cuando leo que ha ido con amigas a celebrar el día de la mujer por ahí. No es su estilo… pero enseguida todo queda claro.

“Celebrar la verdadera feminidad”, me dice, ha sido el lema escogido para el día Internacional de la Mujer, por la campaña “Return to Order” (Vuelta al Orden), de la que

es una entusiasmada activista, en contraposición a la agenda feminista que desdibuja los roles de género en la sociedad.

La original propuesta, denominada “Lady Day”, consistía en cada una reunirse con sus amigas o conocidas y acudir, bien arregladas, elegantes, femeninas, a tomar un té en cualquier cafetería, o almorzar en algún restaurante, o hacer una visita cultural, un paseo, lo que fuera. Pero mostrarse en ese día, verdaderamente femeninas. Reivindicar públicamente la delicadeza que nos es propia.

Hay que reconocer que es una forma de “manifestarse” que tiene su efecto. Y pasárselo bien, seguro que se lo pasaron.

¿Por qué la maternidad?

Al fin y al cabo, no todas las mujeres son madres. Cierto, pero la maternidad es instintiva para cualquier mujer, tenga o no hijos. Esta particularidad de la mujer fue creada por Dios y genera toda una serie de cualidades, comportamientos y modos de ser propios. El movimiento feminista no lo soporta.

En su lenguaje, “equidad” e “igualdad”, significa desdibujar la definición y la certeza que proviene de las diferencias naturales. La destrucción de la feminidad maternal tiene un coste terrible. La pérdida de la verdadera delicadeza en las mujeres, de su masculinización, va borrando esa imagen de dulzura propio de su género.

Los niños pierden el sentido de la inocencia, al carecer de esa certeza que da una madre cuya bondad amorosa es reflejo y extensión de la bondad maternal de María, supremo modelo de las madres. Y con esto, simultáneamente, la autoridad paterna se debilita.

Una respuesta positiva

“Las madres están más cerca de Dios Creador que cualquier otra criatura; Dios se une a las madres en la realización de este acto de creación... ¿Qué hay en esta vida más glorioso que ser madre?” decía el Cardenal Mindzenty.

“Lady Day” es una respuesta positiva, un día para celebrar el plan de Dios para las mujeres, y está dedicado a la dama más sublime todos los tiempos: María Santísima. Tengo que confesar que nunca he sentido simpatía por este invento del día de la mujer. Creado al son del movimiento de “liberación de la mujer” me ha resultado chabacano, vulgar y grosero. Y nunca lo he festejado, desde luego. Pero ahora, bajo este nuevo prisma… ¡quién sabe si no les imito a las americanas el próximo año!