Usted está aquí

Vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, y luego sígueme

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: 
- Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 
Jesús le contestó: 
- ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. 
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. 
Él replicó: 
- Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño. 
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: 
- Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme. 
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. 
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: 
- ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! 
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. 
Jesús añadió: 
- Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios. 
Ellos se espantaron y comentaban: 
- Entonces, ¿quién puede salvarse? 
Jesús se les quedó mirando y les dijo: 
- Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.

Comentario del Papa Francisco

El joven se queda triste cuando Jesús le pide que venda sus riquezas. De golpe, la alegría y la esperanza en ese joven rico desaparecen, porque no quiere renunciar a su riqueza. El apego a las riquezas está en el inicio de todo tipo de corrupción, por todas partes: corrupción personal, corrupción en los negocios, tambien en la pequeña corrupción comercial, de esa que quita 50 gramos al peso exacto, corrupción política, corrupción de la educación… Los que iven apegados a los propios poderes, a las propias riquezas, se creen en el paraíso. Están cerrados, no tienen horizontes, no tienen esperanza. Al final tendrán que dejarlo todo.