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Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho

Evangelio del día

Lectura 1
Todas las tareas bajo el cielo tienen su momento 
Lectura del libro del Eclesiastés 3,1-11 

Todo tiene su tiempo y su momento, 
todas las tareas bajo el cielo: 
- Tiempo de nacer, tiempo de morir, 
tiempo de plantar, tiempo de arrancar, 
tiempo de matar, tiempo de sanar, 
tiempo de derruir, tiempo de construir, 
tiempo de llorar, tiempo de reír, 
tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar, 
tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras, 
tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse, 
tiempo de buscar, tiempo de perder, 
tiempo de guardar, tiempo de arrojar, 
tiempo de rasgar, tiempo de coser, 
tiempo de callar, tiempo de hablar, tiempo de amar, 
tiempo de odiar, tiempo de guerra, tiempo de paz. 
¿Qué saca el obrero de sus fatigas? 
Comprobé las ocupaciones 
que encomendó Dios a los hombres, 
para afligirlos: 
Todo lo hizo hermoso y a su tiempo, 
les dio el mundo para que pensaran, 
y el hombre no abarca las obras 
que hizo Dios, del principio hasta el fin.

Salmo
Sal 143, 1a y 2abc. 3-4 
R. Bendito el Señor, mi Roca. 

Bendito el Señor, mi Roca, 
mi bienhechor, mi alcázar, 
baluarte donde me ponga a salvo, 
mi escudo y mi refugio. 

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?, 
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos? 
El hombre es igual que un soplo, 
sus días, una sombra que pasa.

Evangelio
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho 
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9,18-22 

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: 
- ¿Quién dice la gente que soy yo? 
Ellos contestaron: 
- Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. 
Él les preguntó: 
- Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 
Pedro tomó la palabra y dijo: 
- El Mesías de Dios. 
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. 
Y añadió: 
- El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.

Comentario del Papa Francisco
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Esta es la pregunta más importante, con la que Jesús se dirige directamente a aquellos que lo han seguido, para verificar su fe. Seguir a Jesús significa tomar la propia cruz –todas la tenemos…- para acompañarlo en su camino, un camino incómodo, que no es el del éxito, de la gloria pasajera, sino el que conduce a la verdadera libertad, que nos libera del egoísmo y del pecado. Se trata de realizar una neto rechazo de esa mentalidad mundana que pone el propio “yo” y los propios intereses en el centro de la existencia. Jesús nos invita a perder la propia vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada, realizada, auténtica. Podemos estar seguros, gracias a Jesús, de que este camino lleva, al final, a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios. Decidir seguirlo a Él, nuestro Maestro y Señor, que se ha hecho Siervo de todos, exige caminar detrás de Él y escucharlo atentamente en su Palabra –acordaos de leer todos los días un pasaje del Evangelio- y en los Sacramentos.