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Tiempo para pensar con tranquilidad

Es un tiempo propicio para conocer mejor el estado actual de ese mundo interior que configura sus aspiraciones, ilusiones y posibles objeciones que tengan o hayan podido tener y que, por falta de tiempo, no se hayan tratado o se haya hablado sin la debida tranquilidad.

Es un tiempo que facilita poder pensar con tranquilidad y establecer lazos de confianza que animan a compartir esa intimidad y hablar de los proyectos, lo que angustia y las ilusiones. Es el nivel de comunicación más trascendente que podemos tener en la vida familiar.

Es importante, también, considerar que es un tiempo donde -al haber más convivencia- habrá más roces y, por lo tanto, más posibilidades de que surjan conflictos. Si se ha pensado en ello, estaremos preparados para no “saltar” a la primera y tratar de imaginar “qué le ha llevado a actuar de esa manera” y supondrá un buen ejercicio para adelantarse a los conflictos y tratar de ver los problemas desde otro punto de vista.

Animo a fomentar todo lo posible el contacto con la naturaleza y con la familia. Y sugiero cuidar cuatro aspectos que pienso son importantes:

El descanso. Que no consiste en no hacer nada, sino en dormir lo suficiente; en buscar momentos de silencio que nos permita reflexionar y construir en lo hondo de nuestro ser, desarrollando una actitud de interés por las personas que nos rodean y conviven con nosotros; en desarrollar el talento, la creatividad y las aficiones que se tengan; y todo ello, habiendo desconectado con las pantallas.

La creatividad. A través del silencio, el contacto con la naturaleza y la lectura.

La amistad. El enriquecimiento que proporciona la compañía de los seres queridos y los buenos amigos.

La actitud. Vivir con una actitud abierta y de agradecimiento. Esa actitud abierta se puede concretar facilitando una tormenta de ideas con los demás miembros de la familia para que todos se sientan protagonistas en la planificación de “lo que se va a hacer”. Propongo una tormenta de ideas por si ayuda a estimular la imaginación:

- Posibles rutas en las que hacer safaris fotográficos, donde ellos son los fotógrafos y, al final del día -después de cenar- disfrutar de una proyección con el ordenador.

- Películas al aire libre para hacer cineforum y, así, fomentar temas de conversación para la sobremesa del día siguiente. Esto posibilita aprender a debatir sobre un tema y ejercitar el pensamiento crítico.

-           Hacer juntos una paella, una barbacoa, unos helados caseros en determinados días.

-           Hacer senderismo o descenso en canoa.

-           Pintar al aire libre.

-           Visitar un castillo, un pueblo medieval y escribir una historia imaginaria sobre los personajes que vivieron en el castillo, en el pueblo, que se ha visitado.

-           Componer una canción en grupo y grabarla.

-           Confeccionar collares con las conchas marinas que se han cogido en la playa.

Es tu turno…