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Tesoros de la Catedral de Bilbao

Tesoros de la Catedral de Bilbao

A muchos bilbaínos puede sorprender semejante revelación, tal vez la desconozcan. He de con­fesar que, cuando visité el templo en calidad de turista, me causó gran admiración.

Su origen se remite a tiempos remotos. El fervor religioso en la Edad Media propició la búsqueda y recupe­ración de innumera­bles reliquias y cuer­pos de santos. Los caminos se llenaron de peregrinos que acudían junto a los piadosos restos a implorar su intercesión. Es así como surgen las peregrinaciones a Santiago, cuyo camino del norte pasa precisamen­te por Bilbao, y no es casual que su Catedral esté dedicada al Apóstol.

Construcción original y aspecto actual

El edificio actual sucedió a otros dos anteriores en el mismo emplazamiento y con la misma ad­vocación. El primero era anterior a 1300, fecha de la fundación de la villa por D. Diego López de Ha­ro. Llama la atención su pequeño tamaño, para tratarse de un templo catedralicio. Y es amplio si consi­deramos que fue concebido como mera iglesia parroquial. Solamente en 1949 adquirió la dignidad cate­dralicia al establecerse la Diócesis de Bilbao como una desmembra­ción de la Diócesis de Vitoria.

En las décadas de 1880 y 1890 se reedificó por completo toda la fachada, con su portada, su rosetón, su torre y su chapitel, en un estilo neogótico armonizado con las vie­jas formas góticas. Sustituyó a la vieja fachada barroca del siglo XVII que protegía un gran ventanal góti­co.

Tras las devasta­doras inundaciones de 1983, cuando las aguas del Nervión-Ibaizábal invadieron todo el Casco Viejo bilbaíno y anegaron la Catedral, se actuó en todo el conjunto, re­parando y limpiando los interiores y exte­riores dañados por la riada. Como resultado de esta restauración, la Catedral presenta hoy un perfecto estado de conservación.

Reliquias y tesoros de su interior

De las quince capillas, alojadas entre los contrafuertes, destaca la de San Antón, que acoge el sepul­cro de los Arbieto, de principios del siglo XVI. Esculpidos en un bloque de pizarra, aparecen yacentes con sendos perros a sus pies, símbolo de la fidelidad. Hay también una talla po­licromada hispano-flamenca, de finales del XV, de San Anto­nio Abad.

La sexta capilla de la girola, de planta pentagonal y bóveda de crucería radial, está dedicada a la Virgen de los Remedios. Su retablo fue reconstruido en el siglo XVIII y convertido en capilla-reli­cario. Es ahí donde están expuestas algunas de las reliquias que conte­nía el baúl enviado a Bilbao, en 1590, por don Martín de Olloqui y Ugarte, Inquisidor apostólico en el Reino de Sicilia y Deán de la Cate­dral de Badajoz:

“Hallarán en este baúl", decía en una nota don Marín de Olloqui, “el mayor tesoro que en tan poco lugar se hallara en Castilla, ni aún en toda España”.

El generoso donante bilbaíno explicaba en su misiva que tamaño tesoro “fue recogi­do en muchos años y a mu­cha costa” y antes de dar paso al inventario señalaba: “ahí van puestos los nom­bres de los santos conoci­dos con sus testimonios, así de ellos como de los que se ignora el nombre, que son todos huesos y reliquias de santos y mártires sacados, yo presente, de lugares san­tos donde los tenían con la veneración que se merece”.

La relación resulta ex­haustiva. Además de las ca­bezas de los santos arriba mencio­nados, figuran reliquias de San An­tonio, San Alejandro, Santa Agueda, Santa Apolonia, San Benedicto, San Blas, Santa Beatriz, Santa Cecilia, San Calixto, San Cornelio, los san­tos Cosme y Damián, San Cristó­bal, San Dionisio, San Fabián, San Faustino, San Jorge, San Genesio, San Laureano, Santa Lucía, Santa Lucina, San Lucas evangelista, San Julián San Jerónimo, San Hermete, San Marcelo, Santa Margarita, San Marcelino, San Pancracio, Santa Susana, San Silvestre, San Sebas­tián, San Saturnino, San Soterio, San Tiburcio, San Valeriano, San Vicente Mártir, San Cenón, San Minucio, San Máximo, San Gabi­no, San Ceferino, San Saturnino, San Quirino, Sal Melquíades papa y otros muchos.

Otros piadosos restos como el cuerpo de San Fructuoso o la cabe­za de San Bonifacio fueron donados en su día por el Marqués de Villa­godio y su hermano don Alfredo de Echeverría y Bengoa y se guardan en un arcón situado debajo del altar junto a los regalados por el ilustre inquisidor bilbaíno.

La Catedral de Bilbao está de­clarada por la UNESCO como Pa­trimonio de la Humanidad dentro de los Caminos de Santiago.

Datos útiles:

Horarios de la visita cultural:

  • De 10:00 a 14:00 y de 16:60 a 18:30.
  • Horarios de Misa: laborables, 19:00h.
  • Domingos y festivos: 12:00 y 19:00h.

Para saber más:

  • Web oficial de la Catedral: catedralbilbao.com