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Soy manso y humilde de corazón

Evangelio del día

Lectura 1
El Señor todopoderoso da fuerza al cansado
Lectura del libro de Isaías 40,25-31

«¿A quién podéis compararme, que me asemeje?»,
-dice el Santo-.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿Quién creó aquello?
El que cuenta y despliega su ejército
y a cada uno lo llama por su nombre;
tan grande es su poder, tan robusta su fuerza,
que no falta ninguno.
¿Por qué andas hablando, Jacob,
y diciendo, Israel:
«Mi suerte está oculta al Señor,
mi Dios ignora mi causa»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
y creó los confines del orbe.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Él da fuerza al cansado,
acrecienta el vigor del inválido;
se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren sin cansarse,
marchan sin fatigarse.

Salmo
Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10
R. Bendice, alma mía, al Señor.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas,
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Evangelio
Soy manso y humilde de corazón
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,28-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús:
- Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

Comentario Papa Francisco
Venid a mí cuando estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré. Cuando uno sabe que, muerto de cansancio, puede postrarse en adoración y decir: Basta por hoy, Señor, y rendirse ante el Padre; uno sabe también que no se hunde sino que se renueva. Somos ovejas y necesitamos que el Pastor nos ayude. ¿Sé descansar recibiendo el amor, la gratitud y todo el cariño que me da la Iglesia? ¿O busco descansos más refinados, no los de los pobres sino los que ofrece el mundo del consumo? ¿El Espíritu Santo es verdaderamente para mí descanso en el trabajo o solo aquel que me da trabajo? ¿Sé conversar con Jesús, con el Padre, con la Virgen y San José…?