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Sobre la amistad

Escritor

La amistad es otra cosa. Para hacer buenas amistades hay que transmitir confianza, sinceridad, alegría y afecto mutuo.

La amistad tiñe los encuentros de un colorido especial. Si tuviéramos que definirla podríamos decir que se trata de una relación entrañable, libre (los amigos/amigas se eligen), es recíproca, benéfica, desinteresada, nace cuando coinciden unos intereses comunes, de forma natural y se alimenta con la convivencia frecuente donde se comparten vivencias, pensamientos, gustos, afanes… y sobre todo, tiempo.

Es cierto que una auténtica relación de amistad suele surgir en la adolescencia, pero ¡qué gran ayuda supone para los hijos que sus padres les vayan proporcionando pistas con el fin de que aprendan cómo hacer amigas/amigos! Y ese entrenamiento contemplará si se van esforzando en…

- Luchar internamente por ser comunicativos y amables, evitando enjuiciar y etiquetar a los demás.

-             Tener una actitud abierta, ya que una actitud así, invita a los demás a querer ser amigas/amigos suyos.

-             Hacer ejercicios de “ponerse en lugar de la otra persona” para experimentar cómo se puede sentir. Este es un buen entrenamiento para mejorar en empatía. Quien tiene un corazón seco, es incapaz de percatarse de los estados de ánimo que pueden tener quienes están a su lado.

-             Caer en la cuenta que es más noble estar pendientes de la persona que de las cosas que esta tiene.

- Poner en práctica su generosidad visitando a una amiga/amigo cuando esté enferma/enfermo; ayudando a alguien en los estudios; etc…

-             Invitar a amigas/amigos a casa para preparar algún trabajo o pasar la tarde juntos. Para ello, los padres tienen que facilitar dicha iniciativa dándoles el visto bueno y proponiendo unas pautas que deben respetar.

-             Tener iniciativas para desear y elegir hacer el bien y corregir los aspectos negativos de su temperamento que les lleve a mejorar el carácter.