Usted está aquí

Si quieres, puedes limpiarme

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. 
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: 
- Señor, si quieres, puedes limpiarme. 
Extendió la mano y lo tocó, diciendo: 
- Quiero, queda limpio. 
Y enseguida quedó limpio de la lepra. 
Jesús le dijo: 
- No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.

Comentario del Papa Francisco

Sanar a un leproso era tan difícil como resucitar a un muerto. Y por eso eran marginados los leprosos. Sin embargo, Jesús tiende la mano al excluido y demuestra el valor fundamental de una palabra: “cercanía”… No se puede hacer comunidad sin cercanía. No se puede hacer paz sin acercarse, ni se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús podía decirle: ¡Sánate! Pero no, se acercó y lo tocó. Y en el momento que Jesús tocó al impuro se convierte en puro… Cercanía es una bella palabra: ¿sé acercarme?, ¿tengo ánimo, fuerza, valentía para tocar a los marginados.