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Señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos»

Evangelio del día

Lectura 1
Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos 
Lectura del profeta Miqueas 7,14-15. 18-20 

Pastorea a tu pueblo con el cayado, 
a las ovejas de tu heredad, 
a las que habitan apartadas en la maleza, 
en medio del Carmelo. 
Pastarán en Basán y Galaad, 
como en tiempos antiguos; 
como cuando saliste de Egipto 
y te mostraba mis prodigios. 
¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado 
y absuelves la culpa al resto de tu heredad? 
No mantendrá por siempre la ira, 
pues se complace en la misericordia. 
Volverá a compadecerse 
y extinguirá nuestras culpas, 
arrojará a lo hondo del mar 
todos nuestros delitos. 
Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, 
como juraste a nuestros padres en tiempos remotos.

Salmo
Sal 84, 2-4. 5-6. 7-8 
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia. 

Señor, has sido bueno con tu tierra, 
has restaurado la suerte de Jacob, 
has perdonado la culpa de tu pueblo, 
has sepultado todos sus pecados, 
has reprimido tu cólera, 
has frenado el incendio de tu ira. 

Restáuranos, Dios salvador nuestro; 
cesa en tu rencor contra nosotros. 
¿Vas a estar siempre enojado, 
o a prolongar tu ira de edad en edad? 

¿No vas a devolvernos la vida, 
para que tu pueblo se alegre contigo? 
Muéstranos, Señor, tu misericordia 
y danos tu salvación.

Evangelio
Señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos» 
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 12,46-50 

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó: 
- Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo. 
Pero él contestó al que le avisaba: 
- ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? 
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: 
- Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

Comentario del Papa Francisco
El Evangelio de hoy muestra la actitud fundamental con la que María expresó su amor a Jesús: hacer la voluntad de Dios. “El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mt 12,50). Con estas palabras Jesús deja un mensaje importante: la voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. Por ello María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel.