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Restaurar el alma – El beneficio de los ejercicios espirituales–

Vivimos inmersos en un mundo que no deja de dar vueltas, y cada vez más aceleradamente. Las noticias nos bombardean constantemente, nos invaden, nos asustan y en poco tiempo desaparecen ya de nuestra vista bajo el peso de más noticias. Todo sucede demasiado deprisa a nuestro alrededor.

La Iglesia nos propone hacer una pausa en nuestro día a día, medir nuestro estado de espíritu, levantar la vista al Cielo, meditar en lo que más nos importa: el destino eterno.

Elige el que más te convenga

Ejercicios, charlas cuaresmales, retiros… todo un abanico donde elegir la forma de poner a punto nuestro espíritu, como hacen los deportistas.

Los clásicos son los ejercicios de San Ignacio. Es el método que ha marcado la pauta a  todos los demás retiros. En Manresa, donde escribió la mayor parte del libro, Dios “enseñó” a Ignacio los ejercicios. “En este tiempo –escribe el Santo-- le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole”. Por tanto, los

ejercicios que escribió San Ignacio en la gruta de Manresa fueron como que “dictados” por Dios. De ahí el gran provecho que ha traído su práctica desde entonces.

Por otra parte, recordando que en Manresa fue San Ignacio agraciado repetidas veces con la vista de la Santísima Virgen y que, mientras redactaba las Constituciones, le asistió también la Virgen con su reiterada presencia, no parece temerario suponer una amorosa y providencial asistencia de la Madre de Dios en el origen de los Ejercicios.

Fin y método de los ejercicios espirituales

San Ignacio quiere la perfección del alma, su “salud”, que pueda desarrollarse la semilla de la gracia mediante el recto y normal desenvolvimiento de sus funciones espirituales, de modo que el alma pueda “en todo amar y servir a su Divina Majestad”.

Los Ejercicios son “un método práctico para saber vivir la santidad  en su grado más perfecto, enseña la santidad pura y total, sacándola de la doctrina y de los ejemplos de Nuestro Señor Jesucristo…” Lo que procura San Ignacio en todo el libro de los Ejercicios es que el hombre se esfuerce en ordenar su propia vida según el proyecto de

Dios. Para lo cual es indispensable librarse de toda “afección desordenada”, es decir, de todos aquellos amores que no están ordenados a Dios como fin. Ya que es muy difícil conocer y hacer la voluntad de Dios si uno no está dispuesto a renunciar a la suya en todo aquello que ésta tenga de malo o desordenado.

Eficacia e influjo de los ejercicios de San Ignacio

“Las páginas inefablemente simples” de los Ejercicios Espirituales pertenecen a la categoría de los pocos libros que, como la Imitación de Cristo y las Visitas de San Alfonso María de Ligorio, han trascendido a toda clase de fieles y siguen influyendo continuamente en la espiritualidad de millones de almas. El eminente historiador alemán

Janssen afirma: “Este pequeño libro, considerado por los mismos protestantes como una obra maestra de psicología de primer orden, ha sido para el pueblo alemán, para la historia de su fe y de su civilización, uno de los escritos más importantes de los tiempos modernos… Ha ejercido una influencia tan extraordinaria sobre las almas, que ningún otro libro se le puede comparar”.

Motivos para hacer los ejercicios

He aquí cuatro de los motivos que expone el padre Enrique Martín Baena, director de la Casa “Cristo espirituales de mes. Rey”, para hacer ejercicios espirituales de mes.

1) Retomar el control sobre nosotros mismos. Porque en una sociedad de prisas, plazos y tan cortoplacista como es la nuestra, necesitamos experiencias espirituales de hondo calado que nos permitan volver a retomar el control y el dominio sobre nosotros mismos. Tenemos relojes pero nos falta el tiempo y este es un modo de recuperarlo.

2) Necesitamos discernimiento espiritual. Necesitamos descender a ciertos niveles de mirada y asentarnos en la experiencia del discernimiento espiritual. Hoy se considera que no se necesita reflexionar sobre la vida, basta con vivirla. Necesitamos detectar y asimilar lo que nos llega de todos lados, y para que nuestra respuesta pueda ser adecuada necesitamos pararnos y mirar en profundidad.

3) Recuperar la atención por lo que realmente importa. La atención es consecuencia de la atracción. Los ejercicios de mes son un

tiempo y un espacio providencial para ser atraído y recuperar esa atención por lo que realmente importa.

4) Recuperar el sentido del gusto. Nunca solemos darnos tiempo de calidad profundidad y densidad para tomar las decisiones importantes y trascendentales de la vida. Este puede ser un buen momento para recuperar el sentido y el gusto. Los ejercicios nos ayudan a recuperar la seriedad del sentido y la alegría del gusto genuinamente cristiano.

Realizando la experiencia del mes que él tanto conocía y estimaba, revivimos y actualizamos en  nosotros esa gracia de los ejercicios que transformó no solo su vida, sino la de tantos a lo largo de cinco siglos hasta nuestros días.

Duración de un retiro

La duración de un retiro es muy variable, puede ser de tres días, una semana, un mes o simplemente unas charlas continuadas durante un cierto periodo, como las que se imparten en cuaresma en casi todas las parroquias. Recientemente han calado a fondo en España los “Retiros Emaus”, por ejemplo, que se ofrecen generalmente los fines de semana. De hecho, es tal la demanda de estos retiros que hasta existe lista de espera.

Tenemos también las casas específicas de ejercicios, como los que organizan durante todo el año los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey en Pozuelo de Alarcón, en Madrid, con sus retiros de fin de semana o de domingo.