Usted está aquí

Pruebas de su existencia

Se han señalado principalmente cuatro grupos de pruebas de la existencia de los ángeles:

1) La fe

Ante todo, evidentemente, está para un católico la afirmación de la existencia de los ángeles en la

Sagrada Escritura, en la Tradición y en el Magisterio de la Iglesia. En el artículo anterior hemos expuesto

brevemente que es un auténtico dogma de fe, contenido explícitamente en los símbolos o credos, desde el Apostólico y el de Nicea-Constantinopla, y cómo viene siendo una verdad sostenida hasta nuestros días, en concreto en fechas recientes por el Catecismo de la Iglesia Católica y en la enseñanza de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. En la Sagrada Escritura, como veremos con más detalle en artículos próximos, existen 148 referencias a los ángeles en el Antiguo Testamento y 74 en el Nuevo. Todos los santos han creído en su existencia y muchos han tenido experiencias espirituales muy intensas en relación con ellos. La Teología acorde con el dogma católico, desde la Patrística y la Escolástica hasta los autores más recientes, siempre ha tratado con mayor o menor profundidad la cuestión de los ángeles: podemos destacar a algunos grandes clásicos como San Ambrosio, San Agustín, el Pseudo-Dionisio Areopagita, San Gregorio Magno, San Bernardo de Claraval, Santo Tomás de Aquino, el Beato Duns Escoto, etc. Normalmente la Teología aborda la angelología dentro del tratado de Dios Creador.

2) La experiencia de los santos

Hemos aludido a esta prueba en el punto anterior. No sólo se trata de una cuestión de fe y de estudio, sino de vivencia y experiencia personal de los cristianos y muy especialmente de los santos. Al igual que Nuestro Señor, muchos han conocido las tentaciones diabólicas −Satanás y los demonios son ángeles rebeldes y caídos, no lo olvidemos−: ya los Padres del Desierto, desde San Antonio Abad, y otros grandes monjes como San Benito, conocieron de primera mano las artimañas de los demonios y su influencia en la psicología humana para apartar al hombre de Dios y hacerle pecar, tanto por medio de la tentación como intentando provocarle pánico con lo que se denomina la infestación y la obsesión diabólicas y con casos de posesión que exorcizaron. Asimismo, estos santos invocaban con frecuencia a los ángeles buenos y percibían su protección, siendo conscientes, como dice San Benito, de que se hallan presentes en el momento de la oración comunitaria de los monjes en el Oficio Divino. Algunos santos han tenido apariciones de ángeles, han visto a sus ángeles de la guarda, han hablado con ellos, etc. Pero, aparte de estas manifestaciones extraordinarias, en todos los santos se descubre siempre una verdadera fe en los ángeles y una auténtica devoción hacia ellos, rezándoles, encomendándoles sus personas y sus asuntos...

3) La prueba lógica o racional

Es Santo Tomás de Aquino quien aduce esta demostración con mayor peso. El orden jerárquico que observamos en el mundo creado exige la existencia de unos seres espirituales entre Dios y los hombres, pues no puede haber vacíos en la jerarquización de los seres; si la hubiera, sería una imperfección del orden creado. Esta prueba tiene cierta similitud con el descubrimiento de la existencia del planeta Neptuno por los astrónomos antes de que fuera detectado por los telescopios: fueron conscientes de que tenía que existir ese planeta.

4) La prueba histórica o del consenso

 Todos los pueblos han creído siempre en la existencia de unos espíritus puros superiores al hombre e inferiores a la divinidad, a los que han llamado con diversos nombres: genios, espíritus, demonios… Incluso cabe pensar que los dioses inferiores en las religiones politeístas responden con frecuencia a esta creencia.