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Nuestra Señora de la Flor de Lis y la Almudena

Está vestida con túnica verde, y cubierta por manto blanco con forro encarnado. Luce en el cuello un joyel compuesto por fino cordel rojo que sujeta medallón de oro, circunvalado de puntas rematadas por perlas. Muestra un rostro ovalado, nariz alargada, y unos ojos grises ligeramente rasgados con los párpados superiores ligeramente cerrados. Su mano derecha sujeta delicadamente entre los dedos índice y pulgar la flor que le da nombre. En su regazo, y sobre su pierna izquierda aparece representado el Niño Jesús. Vestido con tunicela verdosa, realiza el acto de bendición con su mano derecha, muy próxima a la de su madre, denotando también este gesto el vínculo de amor materno-filial. En su mano izquierda muestra un orbe coronado con la cruz, símbolo del poder político de un monarca y de la universalidad del cristianismo

Noticias difusas

Según cuenta la tradición, el rey Alfonso VI, tras arrebatar la plaza de Madrid al poder musulmán, en 1083, quiso restablecer el culto a la Virgen de la Vega que allí se le profesaba.

Entre la  de la existencia de una antiquísima imagen de María que, con carácter previo a la conquista isla mica en el año 712, fue ocultada, junto con los ornamentos y libros sagrados para evitar que fuera profanada. Habían transcurrido más de 370 años. Se desconocía ya el lugar exacto. Lo único que podían concretar es que había sido en la muralla madrileña. El Rey estaba decidido a encontrar la imagen escondida de la Virgen y, mientras reconquistaba la ciudad imperial de Toledo, y con el deseo de que no quedase la antigua Iglesia de Santa María --que había sido transformada en mezquita por los moros— sin una imagen de la Virgen, mandó pintar en la pared de la Capilla Mayor una imagen de María, a quién pusieron en la mano una Flor de Lis, que representa la triple virginidad de la Madre después de dar a luz a Jesús. La imagen fue consagrada por el entonces Arzobispo, Don Bernardo. Se dice que el autor de la pintura se inspiró en la esposa del rey Alfonso VI, la reina Constanza, para realizar la obra.

El hallazgo en la muralla

La búsqueda de la famosa Virgen escondida no cesaba. El 9 de noviembre del año 1085, durante una de las solemnes rogativas que se celebraron, cuando la procesión encabezada por el rey daba la vuelta a la villa, sucedió el prodigio. Al llegar al pie de una de las torres cercanas a la Puerta de la Vega, en el lugar en el que hoy se sitúa la catedral, dos cubos de la muralla se desplomaron dejando al descubierto la imagen sagrada, con dos velas encendidas. Por su aparición en medio de la procesión el rey le otorgó el título de Real, siendo conocida desde entonces como Santa María la Real de la Almudena, por el lugar del hallazgo. Cuando en 1707 se derribó el llamado cubo de la Virgen, se acordó colocar una imagen de piedra en su lugar, donde todavía los madrileños siguen venerando esta imagen en recuerdo de aquel hallazgo. Y por eso, cada 9 de noviembre Madrid la

Esa primitiva imagen, por desgracia, se quemó y destruyó accidentalmente en el siglo XV, en tiempos del rey castellano Enrique IV. La imagen actual de estilo gótico, realizada posiblemente  le falte su propio encanto y belleza.

Olvido y aparición de la Virgen de la Flor de Lis

Ante el hallazgo de la preciada imagen en la muralla, la Virgen de la Flor de Lis quedó irremediablemente relegada a un segundo plano. Con el paso de los años, al construirse el retablo de la Capilla Mayor, el fresco quedó detrás del mismo, ocultándose y permaneciendo en el olvido, hasta el año 1623 cuando la reina Isabel de Borbón, antes de dar a luz a la infanta Margarita, acudió a rezar a la iglesia de Santa María la Almudena, y pidió que trasladara la imagen al altar mayor.

Cuando se adecuaba el lugar, se descubrió la Virgen de La Flor de Lis que estaba pintada en el muro. Unos años después, cuando Felipe IV hizo el gran retablo de la Almudena, se mandó arrancar el trozo de muro de la pintura, trasladándose a los pies del templo.

En 1841 se funda la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de la Flor de Lis.

Dos décadas después, en 1868, con la destrucción de la antigua iglesia de Santa María de la Almudena, la pintura se traslada al entonces convento de las Religiosas Bernardas del Sacramento. Y en 1911 es llevada a la cripta de la proyectada Catedral de Madrid, donde permanece expuesta a la devoción de madrileños y visitantes hasta el día de hoy, en el altar lateral izquierdo, junto a la sacristía.

Los días 17 de cada mes se ofrece la Santa Misa en honor de Nuestra Señora de la Flor de Lis y al finalizar, se va hasta su altar para cantarle la Salve Regina.

Datos útiles:

– Apertura del Templo: de 10:00h. a 20:00h.

– Horarios de Misa: laborables, 11:00h. y

18:30h. Festivos: 11:00h; 13:00h. y 18:30h

Entrada por Calle Mayor, 90

Para saber más:

“La Virgen de la Almudena”. José Fradejas Lebrero.

Instituto de Estudios Madrileños, 1959.

– Web: criptaalmudena.archimadrid.com