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El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. Evangelio del día

Lectura 1
Prepárate para las pruebas 
Lectura del libro del Eclesiástico 2,1-13 

Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, 
prepárate para las pruebas; 
mantén el corazón firme, sé valiente, 
no te asustes en el momento de la prueba; 
pégate a él, no lo abandones, 
y al final serás enaltecido. 
Acepta cuanto te suceda, 
aguanta enfermedad y pobreza; 
porque el oro se acrisola en el fuego, 
y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza. 
Confía en Dios, que él te ayudará, 
espera en él, y te allanará el camino. 
Los que teméis al Señor esperad en su misericordia, 
y no os apartéis para no caer; 
los que teméis al Señor confiad en él, 
que no retendrá vuestro salario hasta mañana; 
los que teméis al Señor esperad bienes, 
gozo perpetuo y salvación. 
Fijaos en las generaciones pretéritas: 
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado? 
¿Quién esperó en él y quedó abandonado? 
¿Quién gritó a él y no fue escuchado? 
Porque el Señor es clemente y misericordioso, 
perdona el pecado y salva del peligro.

Salmo
Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40 
R. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará. 

Confía en el Señor y haz el bien, 
habita tu tierra y practica la lealtad; 
sea el Señor tu delicia, 
y él te dará lo que pide tu corazón. 

El Señor vela por los días de los buenos, 
y su herencia durará siempre; 
no se agostarán en tiempo de sequía, 
en tiempo de hambre se saciarán. 

Apártate del mal y haz el bien, 
y siempre tendrás una casa; 
porque el Señor ama la justicia, 
y no abandona a sus fieles. 
Los inicuos son exterminados, 
la estirpe de los malvados se extinguirá. 

El Señor es quien salva a los justos, 
él es su alcázar en el peligro; 
el Señor los protege y los libra. 
Los libra de los malvados y la salva, 
porque se acogen a él.

Evangelio
El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos 
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9,30-37 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: 
- El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará. 
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. 
Llegaron a Cafarnaúm, y, una vez en casa, les preguntó: 
- ¿De qué discutíais por el camino? 
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: 
- Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. 
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: 
- El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.

Comentario del Papa Francisco
Jesús hace a sus discípulos una pregunta aparentemente indiscreta: ¿De qué discutían por el camino?. Una pregunta que también puede hacernos hoy: ¿De qué hablan cotidianamente? ¿Cuáles son sus aspiraciones? “Ellos -dice el Evangelio- no contestaron, porque por el camino habían discutido sobre quién era el más importante. Les daba vergüenza decirle a Jesús de lo que hablaban. Como a los discípulos de ayer, también hoy a nosotros, nos puede acompañar la misma discusión: ¿Quién es el más importante?