En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta.
Se acercaron y le dijeron:
- Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?
Jesús, viendo su hipocresía, les replicó:
- ¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.
Se lo trajeron. Y él les preguntó:
- ¿De quién es esta cara y esta inscripción?
Le contestaron:
- Del César.
Les replicó:
- Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios.
Se quedaron admirados.
Comentario del Papa Francisco
El don del Espíritu Santo ha sido dado en abundancia a la Iglesia y a cada uno de nosotros, para que podamos vivir con fe genuina y caridad operante, para que podamos difundir la semilla de la reconciliación y de la paz. Reforzados por el Espíritu Santo -que guía, nos guía a la verdad, que nos renueva a nosotros y a toda la tierra, y que nos da los frutos- reforzados en el Espíritu y por estos múltiples dones, llegamos a ser capaces de luchar, sin concesión alguna, contra el pecado; de luchar, sin concesión alguna, contra la corrupción que, día tras día, se extiendo cada vez más en el mundo; y de dedicarnos con paciencia perseverancia a las obras de la justicia y de la paz.