En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
- Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
- Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos, pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar, y hacer estrago: yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
Comentario del Papa Francisco
Recemos por los pastores de la Iglesia, por todos los obispos, incluido el obispo de Roma, por todos los sacerdotes, por todos. Por favor, os pido que nos ayudéis: ayudarnos a ser buenos pastores. San Cesáreo de Arlés explicaba cómo el pueblo de Dios debe ayudar al pastor, y ponía este ejemplo: cuando el ternerillo tiene hambre va donde la vaca, a su madre, para tomar la leche. Pero la vaca no se la da enseguida: parece que la conserva para ella, ¿Y qué hace el ternerillo? Llama con la nariz a la teta de la vaca, para que salga la leche. ¡Qué hermosa imagen! “Así vosotros -dice este santo- debéis hacer con los pastores: llamar siempre a su puerta, a su corazón, para que os den la leche de la doctrina, la leche de la gracia, la leche de la guía”. Y os pido, por favor, que importunéis a los pastores, que molestéis a los pastores, para que os demos la leche de la gracia, de la doctrina y de la guía.