En aquel tiempo, un letrado se acercó a Jesús y le preguntó:
- ¿Qué mandamiento es el primero de todos?
Respondió Jesús:
- El primero es: «Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay mandamiento mayor que éstos.
El letrado replicó:
- Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
- No estás lejos del Reino de Dios.
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Comentario del Papa Francisco
Como Jesús nos ha enseñado, todo la Ley y los profetas se resumen en dos mandamientos: ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo. No podemos preguntar: ¿Quién es el prójimo para un profesor? El “prójimo” son sus estudiantes… El deber de un buen educador -con mayor razón de un profesor cristiano- es el amar con mayor intensidad a sus alumnos más difíciles, más débiles, más desfavorecidos. Jesús diría: si amáis solo a los que estudian, a los que son bien educados, ¿qué mérito tenéis?