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El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: 
- Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. 
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. 
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. 
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Comentario del Papa Francisco

El Sepulcro vacío, ese sepulcro nuevo situado en un jardín, donde José de Arimatea colocó devotamente el cuerpo de Jesús, es el lugar de donde salió el anuncio de la resurrección: “No tengaís miedo, ya sé que buscaís a Jesús el crucificado. No está aquí: ha resucitado, como había dicho”. Este anuncio, confirmado por el testimonio de aquellos a quienes se apareció el Señór Resucitado, es el corazón del mensaje cristiano, trasmitido fielmente de generación en generación. Todo bautizado en Cristo ha resucitado espiritualmente en este sepulcro, porque todos en el Bautismo hemos sido realmente incorporados al Primogénito de toda la creación, sepultados con Él, para resucitar con Él y poder caminar en una vida nueva. Detengámonos con devoto recogimiento ante el sepulcro vacío, para redescubrir la grandeza de nuestra vocación cristiana: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte. Aprendamos, en este lugar, a vivir nuestra vida, los afanes de la Iglesia y del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua.