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Ni en Israel he encontrado tanta fe

Evangelio del día

Lectura 1
Pedid por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2,1-8

Querido hermano:
Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los que están en el mundo, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y uno sólo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los paganos en fe y verdad.
Encargo a los hombres que recen en cualquier lugar alzando las manos limpias de ira y divisiones.

Salmo
Sal 27, 2. 7. 8-9
R. Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante.

Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.

El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón,
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.

El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.

Evangelio
Ni en Israel he encontrado tanta fe
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 7,1-10

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaúm.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:
- Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.
Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:
- Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: «ve», y va; al otro: «ven», y viene, y a mi criado: «haz esto», y lo hace. Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:
- Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Comentario del Papa Francisco
Dos actitudes del gobernante: debe ante todo amar a su pueblo “tiene afecto a nuestra gente”; debe ser también humilde como el centurión: era un hombre humilde y dijo al Señor: No te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo. La política es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común. Lo mejor que podemos ofrecer a los gobernantes es la oración. Reza por él, reza por ella, para que pueda gobernar bien, para que ame a su pueblo, para que sea humilde. Un cristiano que no reza por los gobernantes no es un buen cristiano.