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Manarán torrentes de agua viva

El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús en pie gritaba: 
- El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. 
(Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.) 
Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él. 
Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.

Comentario del Papa Francisco

El ir delante de la Iglesia es obre del Espíritu Santo. ¿Y cómo puedo estar seguro de que esa voz que escucho es la voz de Jesús, que cuando escuchado sobre lo que debo hacer está  inspirado por el Espíritu Santo? La respuesta es sencilla: rezar. Sin oración, no hay sitio para el Espíritu. Pedir a Dios que nos mande este don: Señor, danos el Espíritu Santo para que podamos discernir en cada momento qué debemos hacer. La Iglesia va adelante con estas novedades del Espíritu Santo.