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La Sagrada Cuna

Escritor

Entre otras valiosas reliquias, aparece expuesta a la devoción popular la reliquia de la Santa Cuna en la que, según una tradición reposó el Niño Jesús recién nacido. Se trata de cinco tablillas de sicomoro que se cree debieron integrar el pesebre. Fueron encontradas por Santa Elena, madre del emperador Constantino, durante su periplo por Palestina en busca de reliquias relacionadas con la vida de Cristo.

En el año 432, Sixto III decidió reconvertir la Basílica en un templo dedicado a la Virgen, tras haberse afirmado un año antes en el Concilio de Éfeso el dogma de la maternidad de María. Además, creó en el interior de la basílica una Gruta de la Natividad que intentaba llegado a conocer personalmente y cuya localización ya había sido descrita en 248 por el teólogo y exégeta bíblico Orígenes (185-254) en su obra Argumento contra Celso.

El primer Belén de la historia

En la cripta de la Basílica se conserva el primer belén de la historia, pues para la Gruta de la Natividad que creara Sixto III, el papa Nicolás IV, siguiendo la senda implantada en Greccio por san Francisco de Asís en 1223, encargó al escultor florentino Arnolfo di Cambio en 1288 un grupo escultórico con figuras de bulto en piedra que representan a la Virgen con el Niño, San José, los tres Reyes Magos y la mula y el buey, esculturas que recientemente se han recolocado en el subsuelo de la basílica recreando el aspecto primitivo de la gruta.

Las tastillas del pesebre llegan a Roma

Según algunas hipótesis, cuando los sarracenos sitiaron Jerusalén el año 635, el patriarca Sofronio pidió ayuda al papa Teodoro I, originario de Jerusalén, para poner a salvo las preciadas reliquias de las tablillas del pesebre, que fueron enviadas a Roma y depositadas en la basílica de Santa María, que pasaría a tener la advocación de Sancta María ad Praesepe. Durante la Edad Media este templo sería especialmente apreciado por los cruzados, convirtiéndose en un centro frecuentado por los peregrinos que regresaban de Tierra Santa. Ya convertida en basílica de Santa María Maggiore, en 1370 el papa Gregorio XI colocó las sagradas astillas en un relicario en el que permanecieron hasta que fue destruido durante las obras de remodelación realizadas en el siglo XVIII. Realizado otro relicario nuevo, este fue robado, aunque no las reliquias, por las tropas francesas durante la ocupación de Roma en el bienio 1798-1799.

Al actual relicario

Para paliar el robo, la duquesa de Villahermosa, Maria Emanuela Pignatelli, tía del general

Palafox y considerada como una de las heroínas de los sitios de Zaragoza de 1808, hizo una cuantiosa donación para que las reliquias dispusieran de un nuevo relicario. Fue realizado hacia 1800 por el arquitecto, arqueólogo y orfebre romano Giuseppe Veladier y que es el que actualmente aparece colocado en el hipogeo situado bajo el baldaquino de la Basílica.

El suntuoso relicario presenta un trabajo exquisito. Sobre una plataforma de madera dorada, aparece una base rectangular de plata decorada con cuatro bajorrelieves que representan el Nacimiento al frente, la Última Cena en la parte trasera y la Huida a Egipto y la Adoración de los Reyes Magos en los costados. Sobre esta base descansa el relicario que adopta la forma de una cuna de cristal cuyos soportes son cuatro querubines de plata sobredorada con forma de estípites, a los que se suman dos cabezas de ángeles a los lados. Entre ellos discurren guirnaldas entre las que son visibles las astillas. Se corona con una tapa en la que se reproduce un gran pañal sobre pajas, con la figura del Niño Jesús —de tamaño casi natural— bendiciendo, recostado sobre un cojín y luciendo una corona de rayos. En la Nochebuena es llevado a la nave central de la basílica con ocasión de la Misa del Gallo.

La paja del pesebre y la monarquía española

Junto a las astillas también se conserva una paja del pesebre, reliquia propiedad de los reyes de España. La vinculación de la corona española a la basílica de Santa María Maggiore es secular y tiene su origen en 1647, cuando el papa Inocencio X accedió a los deseos del rey Felipe IV de España, que mediante la Obra Pía de Santa María la Mayor se comprometía a asignar una renta anual al cabildo de la basílica a cambio de honores litúrgicos y oraciones a favor de la monarquía española. Desde entonces, los reyes de España tienen el rango de protocanónigos —primeros miembros del cabildo— del templo con carácter honorario, cargo ostentado actualmente por Felipe VI.

Envío de un fragmento a Tierra Santa

Coincidiendo con el principio del Adviento, a finales del mes de noviembre de 2019, casi mil cuatrocientos años después de su llegada a Roma, el papa ha devuelto a Tierra Santa un fragmento de la reliquia del pesebre, como regalo al custodio de los santos lugares católicos. El diminuto fragmento del cunabulum, que aparece encerrado dentro de un relicario de plata con forma de florero coronado por una cruz, fue presentado a los fieles en la capilla de Nuestra Señora de Jerusalén, desde donde ha pasado a su ubicación definitiva en la iglesia franciscana de Santa Catalina de Belén, próxima a la iglesia de la Natividad. _

Datos útiles:

– Apertura del Templo: de 07:00 a 18:45

(La entrada es gratuita)

Para saber más:

– “Visita a la Patriarcal Basílica de Santa María

Mayor” Patrizia Riccitelli y Giammarco Limardi.

Edit. S.r.l. Roma 2005.

– “Presepium. En torno al belén napolitano del Museo

Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid”.

José Miguel Travieso Alonso. Edita: Asociación

Cultural Domus Pucelae. Valladolid, 2008