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La pastelería Gloppe en los Campos Eliseos

La pastelería Gloppe en los Campos Eliseos

Esta pastelería alsaciana, salón de té, que existía en la rotonda de los Campos Elíseos, en París, jugó un papel importante en la vida social de la Belle Époque. La delicadeza de sus dulces y pastas, exquisitos al paladar, la naturalidad del ambiente, la distinción acogedora y el buen gusto, la convertían en punto de reunión para un encuentro informal, un intercambio de confidencias o un simple descanso en el paseo.

De pie, en el mostrador, dos amigas charlan mientras mordisquean unas galletas. Más allá, un muchacho vestido de marinero, con su quepis en la cabeza, señala la golosina que sus ojos codician. En un primer plano, a la derecha, una camarera llena una copa, con lo que parece ser vino dulce, para una de las señoritas que conversan en torno a la clásica mesa redonda, con tapa de mármol. Sentado, muy formal, el caniche observa con atención el eclair de café que se come su ama.

Congela la imagen por unos instantes y observa los gestos. ¿No es verdad que destilan serenidad, compostura, distinción?

El espacio del salón se multiplica en el reflejo de los grandes espejos. La lámpara de bronce en el techo, los remates dorados de las molduras, las botellas de los estantes, los platos con pastelitos y tartaletas sobre las mesas de mármol, crean un ambiente de buen gusto y sosiego, libre de la presión y frenesí del trabajo.

Vemos aquí una forma de concebir la civilización que los restaurantes de comida rápida derrocarán, un siglo después, dando la espalda a esta dulzura de vivir.