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La lectura

La lectura

EN el interior de esta luminosa estancia, sentada en un confortable sillón, una joven mujer lee tranquilamente. Con la cabeza ligeramente apoyada en uno de los brazos, y los labios entreabiertos, sumergida en la lectura, parece dialogar con el autor, preso en las páginas del pequeño libro que mantiene con tanta delicadeza y distinción en su otra mano.

Por más que esté en la intimidad de su casa, la vemos vestida con elegancia y modestia. Un delicado vestido blanco de encajes, que refleja la luz e inspira frescor. Una pulsera adorna su brazo. Y sobre la falda azul un alegre delantal nos hace pensar que está haciendo una pausa en las tareas domésticas.

El aire mueve ligeramente los visillos de este discreto hogar. Sobre el papel de flores de la pared, muy clásico de la época, dos cuadros de paisaje. Encima de la mesita, un jarrón de porcelana, azul y blanco, con esa planta que da un toque alegre e informal al ambiente. Al lado, el pequeño encaje dejado sin preocupación y el jarroncito sin flor, indican que hay cosas todavía por hacer.

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Calma, equilibrio, reflexión. ¡Qué gran tesoro! Es lo que transmite esta envidiable ama de casa de otros tiempos. Tiempos que no conocían la tiranía y vulgaridad de la televisión.

V   I   D   A

2012-07-ricardo-lopez-cabreraRICARDO LÓPEZ CABRERA nació en Cantillana (Sevilla), en 1864. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, siendo sus maestros Eduardo Cano y José Jiménez Aranda.

Tras su primera etapa sevillana, en 1887 se trasladó a Roma para continuar sus estudios, allí permaneció cuatro años y realizó su obra Gladiador (1888) que se encuentra expuesta en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

De vuelta a su ciudad natal, se casó en 1895 con Rosario, hija de su maestro Jiménez Aranda. Participó en numerosas exposiciones nacionales e internacionales como el Certamen Universal de Chicago de 1893 donde presentó cuatro lienzos. En 1909 se instaló en Argentina, residiendo en la ciudad de Córdoba hasta 1924, donde compaginó su actividad artística con la enseñanza.

En 1923 regresa a España, dedicando cinco años a pintar una serie de trípticos sobre temas costumbristas de las diferentes regiones españolas. Murió en Sevilla en 1950.

Su producción artística incluye una amplia temática, en su primera etapa trata desde el tema costumbrista, claramente perceptible la influencia de Sorolla en estos trabajos. En su etapa de madurez predominan los temas regionales y paisajes, especialmente los de Alcalá de Guadaira a las afueras de Sevilla.