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La corona de espinas de Cristo

La Corona de espinas de Cristo

La reliquia de la Corona de Espinas que los soldados romanos colocaron a Jesús en la cabeza para burlarse de que se hubiera proclamado rey de los judíos, consiste en una circunferencia de ramas o juncos entrelazados, de 21 cm de diámetro. Se conserva en el interior un tubo circular de cristal, sin las espinas que la acompañaban, pues éstas fueron repartiéndose a lo largo de los siglos como reliquias parciales de la corona.

Ya desde el siglo V existen referencias a la corona en Jerusalén, ubicándola un siglo más tarde en la basílica de Sión, y siendo trasladada en el siglo VII a Constantinopla en plena invasión persa. Según las fuentes históricas estas tres reliquias (corona, fragmento de la Cruz y clavo) fueron compradas por el rey san Luis IX de Francia al emperador de Constantinopla el 19 de agosto 1239, y fue él mismo quien llevó las reliquias a la catedral de Notre-Dame, mientras construía una deslumbrante capilla, la Sainte Chapelle, en el interior de su residencia real, actual Palacio de Justicia. El santo rey, descalzo y vestido solamente con una túnica de lino, acompañado por su hermano Robert d’Artois, portaba las preciosas reliquias en la procesión entre la muchedumbre que se arrodillaba a su paso.

Durante la Revolución Francesa se guardó la Corona de Espinas en la Biblioteca Nacional, llegando a Notre-Dame en 1801. El clavo y el fragmento de la Cruz provienen del Santo Sepulcro y, según los historiadores, los cristianos de Jerusalén los donaron al emperador Carlomagno en el 799.

Estas reliquias de Cristo se exponían a la veneración los viernes de cuaresma, a las tres de la tarde, hora de la muerte de Jesús, y el Viernes Santo con horario extendido. Ahora, mientras se separa Notre-Dame, se realiza la exposición en la cercana iglesia de Saint Germain l'Auxerrois, una de las más antiguas de París.

A salvo tras el incendio

El rector-arcipreste de Notre Dame, Patrick Chauvet, anunció el día del incendio, el 15 de abril de 2019, que se consiguieron salvar los tres objetos religiosos más importantes que albergaba la catedral junto a la Túnica de San Luis.

El P. Jean-Marc Fournier, capellán de los bomberos de París, fue el autor material del rescate. Su objetivo era salvar las sagradas reliquias y el Santísimo Sacramento. Así lo narra: “Al llegar a la catedral había mucho humo, pero no estaba muy caliente. Había una especie de cascada de fuego, que se originó por la caída de la aguja. La dificultad para nosotros era encontrar a alguien que nos diera la combinación para abrir la caja fuerte o cofre donde se preserva las santas reliquias. Tuvimos que romper el relicario, pulverizándolo lamentablemente. A continuación, las santas reliquias pudieron ser retiradas y preservadas en un espacio seguro. Cuando el fuego llegó a la torre norte, yo salía con el Santísimo Sacramento. No quise solamente salir con Jesús, sino que aproveché para hacer una bendición con Él. Yo estaba completamente solo en la catedral, en medio del fuego, las llamas, de las cosas que caían. Al hacer esta bendición, le pedí a Jesús que nos ayudara a preservar el templo. No solo el fuego se detuvo sino que se preservó la torre norte, y al preservarla todo lo demás se pudo salvar”.
 Monasterio de la Santa Espina (Valladolid)

Ubicado en el valle del río Bajoz, en medio de un pequeño oasis de vegetación dentro de los áridos campos de Castilla, se alza el monasterio de Santa María de la Santa Espina, en Valladolid. Es un conjunto arquitectónico increíble, rodeado por un cerco amurallado del S. XV. Fue fundado en 1147 por la hermana del emperador Alfonso VII, la infanta-reina Sancha Raimúndez, para albergar y venerar una espina de la corona de Cristo, regalo del Rey francés, Luis el Joven, bisabuelo del rey santo. En el mismo año llegaron los primeros monjes cistercienses, enviados por San Bernardo, a cuyo frente, según cuenta la tradición, venía San Nivardo, su hermano.

Por encima de los avatares del tiempo, revoluciones, incendios, abandonos, saqueos, y la desamortización de Mendizábal, que ocasionó la salida definitiva de los monjes en el año 1835, la santa espina ha llegado intacta hasta nuestros días.

Se pueden visitar los dos claustros por libre, pero el acceso al interior de la iglesia solo es posible con la visita guiada.

Datos útiles:

Monasterio de la Santa Espina

47641 La Santa Espina (Valladolid)

Horarios de visita al monasterio, claustros e iglesia:

Sabados, Domingos y Festivos: de 11:30 a 14:00 y de 17:00 a 20:00.

De Lunes a Viernes: Información y reservas en el teléfono 654658336

Otros detalles: turismo@lasantaespina.es