En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los girásemos.
Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
- ¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?
Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron:
- Si nos echas, mándanos a la piara.
Jesús les dijo:
- Id.
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
Comentario del Papa Francisco
Las tentaciones vuelven siempre, el mal espíritu no se cansa nunca. Cuando el dominio ha sido expulsado tiene paciencia, espera para volver y si lo dejas entrar caes en una situación peor. De hecho, antes se sabía que era el demonio que atormentaba. Después, el Maligno se ha escondido, viene con sus amigos muy educados, llama a la puerta, pide permiso, entra y convive con el hombre, su vida cotidiana y, juega y juega, da las instrucciones. Con esta modalidad educada el diablo convence para hacer las cosas con relativismo, tranquilizando la conciencia.