En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
- Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice:
- Señor, muéstranos al Padre y nos basta.
Jesús le replica:
- Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
Comentario del Papa Francisco
Descubrir a Jesús como el Camino del hombre: no un camino, sino el Camino. Así lo dijo Él: “Yo soy el camino” (Jn 14, 6). ¿El camino, hacia dónde? Hacia el Padre. Jesús es el camino abierto delante de todo hombre para encontrarse con Dios, para entrar en relación y en comunión con Él, y así encontrarse verdaderamente a sí mismo. Nosotros nos encontramos plenamente a nosotros mismos cuando nos hacemos plenamente hijos de nuestro Padre, y esto sucede gracias a Jesús: para esto murió en la cruz.