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¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: 
- Éste es de verdad el profeta. 
Otros decían: 
-Éste es el Mesías. 
Pero otros decían: 
- ¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David? 
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. 
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. 
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: 
- ¿Por qué no lo habéis traído? 
Los guardias respondieron: 
- Jamás ha hablado nadie como ese hombre. 
Los fariseos les replicaron: 
- ¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos. 
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: 
- ¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho? 
Ellos le replicaron: 
- ¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas. 
Y se volvieron cada uno a su casa.

Comentario del Papa Francisco

En el período de la cuaresma, la Iglesia, en nombre de Dios, renueva la llamada a la conversión. Es la llamada a cambiar de vida. Es un compromiso que dura toda la vida. ¿Quién entre nosotros puede presumir de no ser pecador? Nadie. Todos los somos. Escribe el apóstol Juan: “Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos  y la verda no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, Él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiara de toda injusticia”