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El triunfo de los justos en el Juicio Final

El triunfo de los justos en el Juicio Final

En los ciento veinte metros cuadrados que mide el ábside de “La Iglesiona” de Gijón, los hermanos bávaros Wilhelm y Heinrich Immenkamp representaron la grandiosa escena del triunfo de los justos en el Juicio Final. Tardaron casi dos años en la ejecución de las pinturas, utilizando temples y óleo.

En este Juicio Final los pintores prescindieron de la condenación de los réprobos para representar el momento en que los predestinados, a la voz del Salvador que los bendice, se congregan en torno a Él para disfrutar los eternos gozos celestiales.

 En lo alto, presidiéndolo todo, aparecen el Padre y el Espíritu Santo en forma de paloma. A la derecha de Cristo se hallan la Virgen y San José; tras ellos un grupo de apóstoles empezando por San Juan y Santiago el Menor, pariente de Jesús cuyo parentesco expresaron los artistas con la semejanza de sus rostros. A la izquierda está San Juan Bautista. Detrás de los grupos de apóstoles se divisan las legiones angélicas que, incontables, se pierden a lo lejos. En la parte inferior de la composición se representa la visión de San Juan en el Apocalipsis (Ap 7,9): gentes de todas las razas, de todas las lenguas, de todas las edades que probados por la tribulación blanquearon sus vestiduras en la sangre del Cordero. Hay unas ochenta figuras o cabezas completas a cada lado, detrás de las cuales se ve una multitud cuyos contornos se van esfumando hasta perderse de vista.

Los rostros de los predestinados reflejan los efectos sobrenaturales de la Parusía.En el grupo que vemos a la izquierda, alrededor de San Ignacio de Loyola (la iglesia fue levantada por los jesuitas) se representan algunos de sus primeros compañeros, como San Francisco Javier, tras el cual aparecen los emperadores de Alemania, San Enrique y Santa Cunegunda (homenaje de los artistas a sus raíces); a su lado, delante, están los cuatro doctores de la Iglesia latina: el traje de San Jerónimo de color rojo vivo; los mantos de San Gregorio Magno y San Agustín, lujosísimos y representados con mucho detalle.

Más allá un grupo de monjas dan luz al conjunto con sus blancas tocas; delante de ellas un grupo más oscuro de cuatro religiosos entre los que se halla San Francisco de Asís.

Al lado derecho destaca Santa Cecilia con la corona de mártir, rico manto y collares de perlas. Y hacia el centro de las figuras los pintores retrataron, por inspiración propia y apartándose del boceto, al fundador del templo, el padre Cesáreo Ibero. A su izquierda y algo debajo San Carlos Borromeo con traje rojo vivo extiendo los brazos hacia el Señor. También aparece San Alonso Rodríguez como anciano venerable con el rosario en la mano y junto a él otros jesuitas, entre ellos San Luis Gonzaga con roquete y arrodillado. Más arriba San Fernando III, rey de Castilla y León, con las manos juntas, corona y manto real. En total hay unos 50 personajes históricos, casi todos canonizados, pintados en la parte inferior.

Entre los dos grupos, en el centro, destaca la figura de un ángel que parece elevar de las brumas de la muerte a unos resucitados, dando la mano a una madre que lleva en brazos a su hijo, junto a un hombre que con las manos le sigue el movimiento. Anhelamos ver en ellos el rostro de nuestros familiares y amigos que ya partieron.

Nosotros, ahora, en la distancia del tiempo, podemos tomar parte en esta acción salvadora con nuestras oraciones y, sobre todo, con el ofrecimiento de misas, auxiliando a este ángel en el pronto rescate de las almas que se purifican en el Purgatorio.

Felipe Barandiarán

En contraste con los demás personajes de esta gran pintura que, mirando a Jesucristo o de otras maneras, están atentos a lo que ocurre en la escena, al lado izquierdo, oculto parcialmente por el ala de un ángel, hay un personaje que parece estar totalmente ajeno, ocupado en otra cosa que incluso podría ser pintar; se trata de un autorretrato del pintor Wilhelm Immenkamp que, además de dejar su firma en el ángulo inferior derecho de la pintura, ha plasmado también su imagen.