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El poder de la persuasión y el valor del ejemplo

Cuando el nieto de Gandhi, Arun, había cumplido diecisiete años, su padre le pidió que le llevara en coche a una reunión en un edificio de oficinas a unos quince kilómetros de su casa. Cuando llegaron, le dijo que llevara el coche al mecánico, que esperara a que lo arreglaran y que volviera a recogerlo a las cinco de la tarde. Insistió en la hora porque había trabajado sin parar en los últimos días, estaba cansado y quería regresar pronto a casa.

Arun llevó el coche al mecánico. Mientras esperaba pensaba ir a comer algo y volver, pero al poco rato, el mecánico le devolvió las llaves del coche y dijo que estaba listo. El chico se fue con el coche a dar unas vueltas y luego entró en un cine a ver una sesión doble ya que tenía unas horas libres antes de recoger a su padre. Enganchado con las películas no reparó en la hora hasta que terminó la segunda sesión… a las seis y cinco de la tarde.

Arun salió corriendo a recoger a su padre y al preguntarle éste, qué había pasado para retrasarse tanto, le respondió que los mecánicos tuvieron dificultades en reparar la avería por lo que no había podido llegar hasta ese momento. El padre de Arun se quedó en silencio y no le dijo que había llamado al taller preocupado por su tardanza y le contestaron que el coche había sido entregado a primera hora de la tarde.

No hubo broncas, ni castigos. En su lugar, el padre de Arun le dio las llaves del coche y le pidió que lo llevara a casa pues él iría andando a pesar de lo cansado que estaba. El hijo, sorprendido por la decisión del padre, le comentó que había quince kilómetros desde allí hasta casa, a lo que el padre respondió: “hijo, si en diecisiete años no he conseguido que confíes en mí, debo ser muy mal padre. Volveré andando a casa y meditaré en qué he fallado. Te pido perdón por haber sido tan mal padre”.

El padre comenzó a andar y a pesar de las incesantes peticiones de su hijo para que subiera al coche, no montó e hizo el recorrido a pie y en silencio. Aquel día Arun aprendió una lección que no olvidaría. Él mismo dice:  “no he vuelto a mentir a nadie en mi vida”.