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El mapa del tiempo en vacaciones

Escritor

¿Qué haremos estas vacaciones? ¿Cómo planificamos este tiempo?… Ya he comentado en otras ocasiones que la mejor forma de ayudar a los hijos para que descubran cómo ser felices, es lograr que se paren a pensar. Esto, presupone contemplar en la familia un tiempo para compartir, sin prisas, donde se escucha, se habla y se atiende y -ahora que llegan las vacaciones- es un momento adecuado para esta finalidad.

Si nos proponemos dibujar un mapa en el que aparezcan lugares a visitar, deportes que practicaremos, actividades que nos chiflan y -que por falta de tiempo- no podemos hacer durante el curso escolar, etc., en ese mapa debería aparecer dibujado con rasgos claros los momentos dedicados a contarnos cosas -después de comer o de cenar- que facilitan conocerse mejor y ayudan a transmitir el cariño y la confianza entre todos los miembros de la familia.

El ambiente actual nos propone como un sueño a alcanzar: la autonomía absoluta. Ese sueño está en el ambiente y los hijos están -en mayor o menor medida- impregnados de ese halo que -si no se contempla como un peligro y se habla de ello- terminará por destrozar a la persona. Por eso es capital que aparezca en ese mapa unos momentos para contarnos cosas.

Y esos momentos tienen que estar bañados por la amabilidad. Ser amable es la actitud más elegante que podemos adoptar ante otras personas y el mejor regalo que podemos ofrecer a los demás. Seguro que habéis comprobado cómo con amabilidad -al igual que con el aceite- se suaviza todo. Cuando unos padres se muestran amables alientan los esfuerzos de los hijos en su búsqueda del bien y la verdad. Y, por ejemplo, el simple tono de voz, es suficiente para manifestar cariño y comprensión hacia el hijo, la hija, y es extraordinario el efecto que tiene para transmitir entusiasmo y afrontar las dificultades del día a día.

Este es el mapa que sugiero para este tiempo de vacaciones.