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¿Dónde ponemos el foco de atención cuando estamos juntos?

Es normal que haya momentos de cansancio, pero si quieres ir más allá de la supervivencia y tener una experiencia plena y satisfactoria como padre o madre, te recomiendo que pongas tu atención en el lado atractivo de la paternidad que es educar a tus hijas y a tus hijos para que consigan una vida lograda. Un medio que facilita este objetivo es el juego.

Si quieres adentrarte en el mundo de tus hijos y trabajar desde su perspectiva, te recomiendo que te sientes en el suelo y juegues con ellos. De esta forma te acercarás a su mundo de intereses y emociones y les facilitarás: Que se conozcan mejor y generen pensamientos positivos.

Que mejoren su empatía, paciencia y tolerancia a la frustración.

Que desarrollen la concentración, la creatividad y la imaginación. Esto les ayudará a resolver problemas, a manejar diferentes situaciones y a mejorar su desempeño escolar.

Que aprenden a controlarse, a negociar, a trabajar en equipo, a esperar, a compartir…

No cabe duda de que cuando se interactúa con los hijos a través del juego se acrecienta el vínculo afectivo con ellos y mejora el ánimo y el humor de toda la familia. Si el juego para los niños es una necesidad, jugar con sus padres por lo menos 20 minutos al día, aportará un beneficio en el estilo de convivencia que resultará palpable y agradable. Suele suceder que cuando esto se vive en el hogar, disminuyen las rabietas y el tono negativo y los niños mejoran su autoestima, crece su sentimiento de pertenencia y aceptación y, todo ello, se traduce en un mayor optimismo y amabilidad en la convivencia familiar.

Si el objetivo es acrecentar la cercanía, el juego es un medio que –sin duda– facilita dicho crecimiento. A esto hay que añadir lo que aporta como valor: contemplar unas normas, un aprendizaje (saber ganar, saber perder), un diálogo (erradica los monólogos), una interacción (disfrutar juntos), un respeto, un tono, contar con los demás, etc.

Por lo tanto, una forma sencilla de apuntar a la cercanía para que se transforme en nuestra actitud, es dedicar un tiempo cada día a jugar con los hijos. Dado que el juego forma parte de su interés, proporciona una plataforma privilegiada para poder observar, conocerles mejor y ayudarles en la construcción y mejora de su personalidad.